La cumbre de jefes de Estado y gobierno en La Haya en diciembre de 1969, dio paso a una nueva etapa de las Comunidades Europeas. La cumbre de La Haya representó también una importante transformación del propio mecanismo de las cumbres. A partir de este momento tuvieron un perfil institucional más decidido que culminó en 1974 con el nacimiento del Consejo Europeo.
En el año 1974, varios de los políticos que habían marcado el periodo de ampliación de las Comunidades desaparecieron del primer plano. En 1974 se produjo un nuevo cambio de protagonistas: Valery Giscard d’Estaing en Francia, Helmuth Schmidt en Alemania (que revoitalizaron el eje franco-aleman para proseguir en la senda confederal de la construcción europea), Harold Wilson llegó al poder en el Reino Unido y comenzó a presionar para que se revisara, en los momentos más duros de la Crisis del Petróleo, la elevada aportación al presupuesto comunitario. Se abrió una batalla enconada que tardaría una década en resolverse.
Monnet logró el apoyo de los tres para su proyecto. Así, Giscard d’Estaing comprendía que se trataba de buscar instituciones comunitarias fuertes por sí solas, por ello comprendió la importancia de establecer reuniones regulares de jefes de Estado y gobierno, un verdadero Consejo Europeo. Como también, fijar una fecha para la organización de elecciones europeas mediante sufragio universal. Y abandonar la unanimidad para tomar decisiones por mayoría cualificada. En la cumbre de París celebrada el 10 de diciembre de 1974, Giscard d’Estaing pudo decir: «La cumbre ha muerto, viva el Consejo Europeo». En efecto, el presidente francés convocó la última cumbre europea los días 9 y 10 de diciembre de 1974, en ella se procedió a la creación del Consejo Europeo. En el comunicado final se decía que los jefes de Estado y de gobierno de los Estados miembros se reunirían tres veces al año en Consejo de las Comunidades, a título de cooperación política.
En la Cumbre comunitaria de París, el 9 y 10 de diciembre de 1974, los dirigentes europeos constataron que la CEE estaba cumpliendo las etapas previstas para la unificación económica, así que era el tiempo de poner en marcha la vertiente política de la integración. Como punto de arranque de la Cumbre de París, Giscard y Schmidt presentaron una propuesta conjunta para elevar el nivel de las consultas intergubernamentales, previstas en el Método Davignon En adelante, las Cumbres de jefes de Estado y de Gobierno, se convertían en el Consejo Europeo, el órgano fundamental de la Cooperación Política Europea. La Presidencia del Consejo sería rotatoria por países, cada seis meses y el presidente en activo, el anterior y el siguiente, formarían una especie de comité permanente del Consejo, la troika comunitaria, con capacidad para negociar y plantear propuestas.
Pero como no estada contemplado en los Tratados de Roma, el Consejo Europeo sería un organismo meramente deliberante de coordinación intergubernamental que, no obstante, tendría un peso decisivo en las iniciativas comunitarias, en conjunto con el Consejo de Ministros.
No obstante, en su primera reunión en Dublín, en marzo de 1975, el Consejo Europeo se dotó a sí mismo de unos procedimientos normativos, propios de un ejecutivo, que fijaban la aplicación de sus acuerdos a través de una serie de Actos, que debían ser tenidos en cuenta tanto por la Administración Comunitaria como por las estatales.
- Las Decisiones, que introducirían correcciones en el presupuesto comunitario.
- Las Decisiones de Procedimiento, que reenviaban al Consejo de Ministros los acuerdos con los que el Consejo Europeo no estuviera de acuerdo.
- Las Directivas y Orientaciones, que fijaban prioridades a la política comunitaria y orientaban su ejecución.
- Las Declaraciones, que constituían tomas comunes de posición de los estados miembros ante asuntos concretos.
De este modo, el Consejo Europeo, despojaba a la Comisión Europea y al Consejo de Ministros de gran parte de la iniciativa sobre orientaciones generales de las políticas comunitarias, desde la cuestión de los recursos presupuestarios, o los avances en la unión económica y monetaria, hasta la admisión de nuevos miembros, reforzando así los mecanismos confederales en el seno de la CEE. Era, en cierto modo, el triunfo del Plan Fouchet.
Pero si en el ámbito de la Cooperación Política la autoridad del Consejo Europeo era incontestable, en el terreno económico y social, la actividad del Consejo iba a causar serios problemas, ya que era un organismo ajeno a ellas y rechazaba someter sus decisiones a los controles y contrapesos con que funcionaban los organismos comunitarios.
Fuente: usuario Eme del blog Página No Oficial de Uned-historia
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