lunes, 22 de febrero de 2016

Cultura Material desde la antigüedad tardía a la época industrial (I)


A-B: Identifique la producción cerámica de las dos piezas propuestas y determine su forma dentro de sus repertorios y su cronología. Comente su presencia en contextos arqueológicos hispanos.



Ambas piezas son terra sigillata africana tipo D (Tsa tipo D). Se trata de vajilla de servicio de mesa común, en concreto dos escudillas. La cerámica es el producto artesanal más abundante en el registro arqueológico y uno de los elementos de la cultura material más apreciado para efectuar un acercamiento a las esferas social, económica y funcional de los distintos contextos en estudio. Su producción sistemática de determinadas cerámicas permite establecer dataciones relativas  proporcionando un valioso indicador cronológico. Es la producción más tardía de las sigillatas africanas y su cronología general se extiende desde el siglo IV hasta el VII. Hayes considera que es la cerámica directamente sucesora de la africana A. En esta clasificación Hayes prescinde de la distinción pasta-barniz para basarse en la valoración de formas y perfiles.
Los talleres de este tipo de cerámicas se sitúan en la costa del África Proconsular (Túnez) y Mauritania (Marruecos) lo que facilitaría su exportación aunque también se conocen centros de producción en el centro de Túnez.
Técnicamente, la terra sigillata africana D se caracteriza por una cubierta anaranjada de pasta que varía desde la finamente granular hasta la de textura más grosera, con poco espesor (aunque con el paso del tiempo tiende a aumentar) y de adherencia variables, aplicada solo en el interior y el borde externo de las piezas. Estas producciones emplearon mayoritariamente el torno y ocasionalmente el molde, detectándose un más que notable predominio de las formas lisas sobre las decoradas.
En cuanto a la decoración, los grandes platos suelen llevar decoración estampada sobre el fondo y, de forma excepcional, en el borde. También se puede encontrar recipientes decorados con moldes.
Morfológicamente destaca un predominio absoluto de las formas abiertas tal como se ve en las dos piezas analizadas.
En cuanto a la funcionalidad, estas cerámicas se utilizaban como recipientes para ingerir alimentos sólidos o líquidos.

Figura 1A:

Se trata de una escudilla sin pie identificada en el repertorio como Tsa tipo D Hayes 59/Lamboglia 51.  El borde de la misma es casi horizontal, acanalado con una pared curva. El fondo es plano sin pie o con un pequeño resalte. Al no tener escala no es posible establecer sus dimensiones aunque este tipo de cerámicas suelen tener un diámetro entre los 21 y 42 cm. Según Hayes existen dos variantes correspondiendo la figura con la variante A. Sus características son presencia de nervaduras verticales y oblicuas sobre la pared externa, tal como se aprecia en el dibujo. En cuanto a la cronología, la pieza se puede situar entre el 320 y el 380/400 (ROCA 2005).

Figura 1B:

Se trata de una escudilla con un pie atrofiado identificada en el repertorio como Tsa tipo D Hayes 61/Lamboglia 54, 53 bis. El borde de la pieza es vertical o inclinado al interior de sección triangular con una pared curva y un fondo plano. El interior presenta una acanaladura en la unión de la pared y el fondo y suele llevar una decoración estampada aunque no se puede ver en el dibujo. Como en el caso anterior no se dispone de escala por lo que no sabemos el tamaño real aunque este tipo de vajilla tiene un diámetro entre los 22 y 42 cm. Existen dos variantes según Hayes, la A y la B. La figura analizada corresponde con la variante A, la cual tiene el borde vertical o reentrante que llega a formar ángulo en la cara externa. En cuanto a la cronología, la pieza se puede situar entre el 325 y el 400 (ROCA 2005).


Contextualización en el solar hispano:

Como se ha comentado más arriba la fabricación de estas piezas cerámicas son exclusivas del norte de África, concretamente en las actuales Marruecos, Argelia y Túnez. Su presencia en territorio peninsular demuestra la existencia de un comercio mediterráneo. Asimismo encontrar estas escudillas en los estratos de yacimientos arqueológicos permite establecer una cronología de los mismos ya que actúan como fósil director. Es decir, la presencia de ese tipo de cerámica en un determinado estrato de un yacimiento peninsular nos sirve para datar ese estrato utilizando ese fósil director. También nos da información de forma indirecta del tipo de economía de la sociedad que vivía en esas fechas. Durante los siglos IV y V las producciones africanas como las dos cerámicas comentadas alcanzaron una importante difusión en algunos sectores de la península como la Bética, la costa mediterránea o el valle del Ebro. Esas zonas son las regiones más romanizadas de Hispania. El tráfico fue significativamente menor en otras zonas peninsulares como la meseta o la región septentrional a pesar de estar bajo una misma autoridad política.
Es a partir del siglo V cuando se detecta una disminución en las relaciones comerciales entre el norte africano y la península. Esta progresiva ausencia de cerámicas tipo Tsa D en la secuencia de ocupación de los yacimientos nos indica un cambio más o menos importante en la sociedad y en la autoridad político-administrativa. En el caso de la península Ibérica correspondería, según  las distintas fuentes escritas, al inicio del siglo V con la invasión de los pueblos germánicos. Una de las cuestiones más importantes es determinar si el registro material de los yacimientos coincide con la documentación escrita, es decir, casar los estudios arqueológicos con la historiografía clásica.
Diferentes excavaciones han corroborado la existencia de este tipo de cerámica incluso en el siglo VI (SÁNCHEZ 1988) confirmando la existencia de redes de intercambio bastante tiempo después del colapso político del Imperio romano en el mediterráneo occidental.

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