sábado, 28 de diciembre de 2013

Glosario Grandes Espacios Mundiales (y IX)



Ta (japonés):
Tierras de regadío.

TAC:
Tarifa Aduanera Común.

Taiga:
Formación vegetal típica de regiones templadas frías del hemisferio norte, caracterizada por bosques de coníferas formados fundamentalmente por pinos, alerces y abetos.

Tasa de mortalidad:
Número de fallecidos por cada 1.000 habitantes durante un periodo de tiempo determinado.

Tasa de natalidad:
Número de nacidos vivos por cada 1.000 habitantes en un periodo de tiempo determinado.

Tasa de urbanización:
Porcentaje de la población total que vive en ciudades en un determinado territorio.

TEC:
Tribunal de Cuentas Europeo.

Tep:
Toneladas equivalente en petóleo.

Terra rossa:
Suelo característico de las regiones mediterráneas, sobre rocas calizas, compuesto de una arcilla de descalcificación de color rojo pardo (de ahí su nombre), relativamente fértil.

TJE:
Tribunal de Justicia Europeo.

Tokaido (japonés):
Principal eje de circulación de Japón, desde comienzos del siglo XVII (periodo Edo o Tokugawa). Une Tokio con Kyoto, por la costa.

Transgresiones marinas:
Ascenso del nivel de agua, generalmente marina.

Transición demográfica:
Modelo que representa el proceso por el que una población pasa de tener altas tasas de mortalidad y de natalidad a presentar valores muy bajos en ambas tasas.

Traps:
Capas de rocas basálticas, producidas por emanaciones volcánicas, que aparecen en el noroeste del zócalo del Decán, en el Subcontinente Indio, y en el interior de la península de Indochina.

Tsunamis:
Su nombre significa “ola en puertos”. Olas gigantescas producidas cuando el epicentro de un terremoto se sitúa en el mar (maremoto).

TUE:
Tratado de la Unión Europea.

Tundra:
Formación vegetal propia de los climas polares que se extiende al norte de la taiga y está formada por coníferas enanas, matorrales, líquenes y musgos, resistentes a las bajas temperaturas a adaptadas a un suelo helado cubierto de nieve la mayor parte del año.

UAM:
Unión Árabe del Maghreb.

UEM:
Unión Económica y Monetaria.

UEMOA:
Unión Économique et Monétaire Ouest-Africaine.

UEO:
Unión Europea Occidental.

Unidades estructurales de relieve:
Relieves estructurales son aquéllos en los que la topografía concuerda con la estructura. Las unidades estructurales de relieve son aquéllos conjuntos individualizados por la tectónica.

Unidades morfoestructurales de relieve:
Las unidades morfoestructurales son aquéllas que han sido también individualizadas por procesos morfológicos.

URSS:
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Varzea:
Formación vegetal que se desarrolla sobre suelos inundables una vez al año, en el dominio ecuatorial. Nombre dado en Brasil a la gran llanura inundable del Amazonas.

Veld:
Área de herbazales característica de las mesetas del interior de África del Sur. Se escalonan, bioclimáticamente, a diferentes alturas.

Wadi:
Término árabe aplicado a los cauces secos de los ríos intermitentes, propios de los climas desérticos, por donde el agua no circula con regularidad, sino ocasionalmente. También se conocen con el nombre de “oueds”.

Westerlies:
Son los vientos del Oeste, que soplan en las latitudes templadas de ambos hemisferios.

Xerófilo:
Adaptado a las condiciones áridas estacionales o permanentes.

Zaibatsu (japonés):
Grandes grupos económicos que dominaban la industria las finanzas y el comercio; estaban vinculados a una familia. Hasta la Segunda Guerra Mundial.

ZEE:
Zonas Económicas Especiales.

ZEET:
Zonas de Expansión Económica y Técnica.

ZEO:
Zonas Económicas Abiertas.

Zócalo:
Masa antigua compuesta por rocas ígneas y metamórficas que constituyen el basamento de la cobertera. Son materiales antiguos, que cuando son sometidos a empujes tectónicos, se comportan de manera rígida fracturándose.

Fuente: equipo docente de la UNED

martes, 24 de diciembre de 2013

De islámica a carolingia


Dentro de al-Ándalus

Solo fueron ochenta años y no han quedado casi restos, pero los musulmanes tuvieron guarnición en la ciudad bajo el mando de un valí. Después de un largo asedio, la perdieron en manos de los francos de Luis el Piadoso.


1. El paseo militar del islam
Mientras los visigodos se enredaban en una guerra civil, el estandarte verde del islam entraba en la península Ibérica, atravesaba los Pirineos y continuaba la marcha hacia el sur de la Galia (Ifranjia), ocupando Narbona (720) y Carcasona (725) hasta que los francos de Carlos Martel los frenaron definitivamente en Poitiers en el año 732.

En poco más de siete u ocho años habían conseguido conquistar casi todo el antiguo reino visigodo, si bien la mayoría de las ciudades debieron de capitular ante los ejércitos de Tariq (713 o 714), al-Hurr (717 o 718) y al-Samh (720). El paseo militar se explica más por la incapacidad de la nobleza hispanogoda y la poca disposición de las clases populares a organizar la resistencia que por superioridad numérica: las dos entradas destacables -unos 9.000 y 18.000 combatientes- fueron dirigidas por el bereber Tariq Ibn Ziiad (711) y el gobernador árabe Musa Ibn Nusair (712). Y entre el 711 y el 801 -pérdida de Barcelona-, los invasores fueron unos cien mil frente a una población autóctona de entre seis y nueve millones.

La calzada romana entre Zaragoza y los Pirineos habría sido la puerta de entrada a tierras catalanas antes de finales del 714, y aunque ciudades como Tarragona, Ampurias y Terrassa se resistieron y fueron destruidas, otras como Barcelona se salvaron firmando un pacto de capitulación.



2. Un valí en Barcelona
Cuando tuvieron dominado el territorio, aprovecharon las líneas principales de la administración visigoda, tanto civil como eclesiástica, y aunque el corto periodo de estancia en Barcelona no permitió configurarla según el modelo de ciudad islámica, instalaron una guarnición bajo responsabilidad de un valí (wali).

Los cristianos que no huyeron de la ciudad configuraron el colectivo de mozárabes, del mismo modo que, una vez entregada Barcelona a los francos, los musulmanes que permanecieron se convirtieron en mudéjares.


3. La conquista franca
Los ochenta años de dominio islámico acabaron el 4 de abril del 801, con la entrada de Luis el Piadoso en la ciudad.

Ya desde finales del reinado de Carlomagno diversos caudillos musulmanes enfrentados con el Gobierno cordobés ofrecían a los francos la entrega de las plazas que controlaban, en la zona de la cuenca del Ebro y la vertiente sur de los Pirineos. Es el caso del valí Sa'dun, que fue a Aquisgrán en el 797 a pedir ayuda contra Córdoba con la promesa de la sumisión de Barcelona. Al final, cambió de opinión pero no pudo impedir que la ciudad pasara a manos francas.

A pesar de los varios intentos, no logrados, del emirato cordobés para recuperar la ciudad, la relación entre Barcelona y los musulmanes no acabó aquí. Aparte de la trágica expedición de al-Mansur (985), los reinos de taifas aportaron a Barcelona una gran afluencia de oro musulmán que colaboró en su impulso económico posterior liderado desde el palacio condal. Además, los almorávides no pararon de enviar, hasta entrado el siglo XII, con más o menos suerte, diversas algaradas contra la ciudad.



4. Una gran desgracia para los musulmanes
«En el año 185 [20 enero del 801-9 enero del 802], el enemigo franco -¡que Dios lo maldiga!- conquistó la ciudad de Barcelona, en el extremo de la Frontera Oriental de los musulmanes con que limita. Aprovechando el periodo de agitación de la Frontera Superior contra el emir al-Hakam, ocupado en combatir contra sus tíos Sulayman y 'Abd Allah, el enemigo sorprendió en un descuido a los musulmanes. Penetró en esta frontera y se apropió de todo, llevando su guarnición y haciendo recular la de los musulmanes cerca de Barcelona, sobre la cual cayeron con todo su peso, asediándola con todas sus fuerzas. Al encontrarse el gobernador de la ciudad -entonces Sa'dun al-Ru'ayni- desamparado por los musulmanes, el enemigo se la quitó i trasladó hasta ella a la guarnición franca de la ciudad de Gerona. Esta fue una gran desgracia para los musulmanes».

Así explica Ibn Hayyan en la obra al-Muqtabis cómo los musulmanes perdieron Barcelona en manos de los francos. Una conquista decidida en una asamblea en Tolosa la primavera del año 800 que llevó al pie de las murallas barcelonesas a un ejército dirigido por el conde Rostany de Girona, el duque Guillermo de Tolosa y el conde Ademar de Narbona. Aunque Luis el Piadoso pasó buena parte del largo asedio en el Rosellón, parece que dos meses antes de la capitulación estuvo delante de las puertas de la ciudad que los musulmanes rindieron el 3 de abril del 801, Sábado Santo.


Entrevista web Història Dolors Bramon from bcn cat on Vimeo.

Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Capitel andalusí. En el Principado de Cataluña y en su capital han quedado muy pocos restos de la presencia islámica. Una es este capitel de piedra de finales del siglo X proveniente de Castellterçol (MNAC).
  • Escalera de acceso al Palacio Real Mayor. Escalinata de acceso a las dependencias del Palacio Real Mayor, primero condal, desde la plaza del Rei de Barcelona (Ajuntament de Barcelona).

lunes, 23 de diciembre de 2013

En busca de la China moderna



En busca de la China moderna de Jonathan D. Spence:
Convertida no sólo en un gigante demográfico, sino en un agente económico de primera magnitud, China desempeña desde hace años un papel decisivo en el orden mundial. Este libro ofrece una completísima síntesis de todo cuanto al lector occidental le interesa conocer sobre la historia, la cultura, la economía y la política chinas desde finales del XX, desde el esplendor de la dinastía Ming hasta los años que siguieron a la sangrienta represión de la revuelta de la plaza de Tiananmen en 1989.

Primera parte: Conquista y consolidación
1. Los últimos Ming
2. La conquista Manchú
3. La consolidación de Kangxi
4. La autoridad de Yongzheng
5. La sociedad china y el reinado de Qianlong
6. China y el mundo del siglo XVIII

Segunda parte: Fragmentación y reforma
7. El primer choque con occidente
8. La crisis interna
9. La restauración mediante la reforma
10. Nuevas tensiones a finales del periodo Qing
11. El final de la dinastía

Tercera parte: Visualización del Estado y la sociedad
12. La nueva república
13. "Se hace camino"
14. La alianza fracturada
15. El Guomindang en el poder
16. La supervivencia comunista

Cuarta parte: Guerra y revolución
17. La segunda guerra mundial
18. La caída del Estado del Guomindang
19. El nacimiento de la República Popular
20. Planificación de la nueva sociedad
21. Fortalecimiento de la revolución
22. La Revolución Cultural

Quinta parte: Reingreso en el mundo
23. Reapertura de las puertas
24. Redefinición de la revolución
25. Niveles de poder
26. Comprobación de los límites
27. Fin de siglo

sábado, 21 de diciembre de 2013

Crónica del Tercer Reich



Crónica del Tercer Reich de Richard Overy:
El Tercer Reich fue el nombre que se dio a la dictadura que entre 1933 y 1945 sumió a Alemania en un régimen de terror sin precedentes. Fue un sistema totalitario destinado supuestamente a durar mil años, basado en la militarización de la sociedad y la aniquilación de toda forma de disidencia, y que condujo a la destrucción completa del país tras una guerra que causó más de cincuenta millones de muertos y que todavía proyecta sus sombras sobre el continente europeo.
Aportando interesantes documentos de la época y una impresionante galería de imágenes, Richard Overy explica por qué el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, una reducida formación en los años veinte, logró un poder absoluto sobre la población mediante la propaganda y el terror; cómo fue posible que un mediocre cabo de la primera guerra mundial se convirtiera en un político mesiánico capaz de fascinar a millones de seguidores o qué condujo a tantos alemanes a involucrarse en el genocidio del pueblo judío.

1. El ascenso al poder, 1923-1933
2. La construcción del Tercer Reich, 1933-1934
3. El Estado del Führer, 1935-1936
4. La construcción del nuevo orden, 1937-1939
5. Los años victoriosos, 1940-1941
6. Genocidio y derrotas, 1942-1943
7. El Reich en ruinas, 1944-1945
Epílogo: secuelas, el legado del Tercer Reich

Richard Overy (1947) estudió en Cambridge, donde impartió clases de historia entre 1972 y 1979. Posteriormente fue profesor en el King’s College de Londres y en la Universidad de Exeter. Es autor de más de veinte exitosas obras, cuatro de ellas publicadas Tusquets Editores: Interrogatorios. El Tercer Reich en el banquillo (col. Tiempo de Memoria 31), Por qué ganaron los Aliados (Tiempo de Memoria 46 y Fábula 310), Dictadores. La Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin (Tiempo de Memoria 58 y Fábula 310) y Al borde del abismo. Diez días de 1939 que condujeron a la guerra mundial (Tiempo de Memoria 82).

viernes, 20 de diciembre de 2013

Glosario Grandes Espacios Mundiales (VIII)



PAC:
Política Agraria Comunitaria.

Países emergentes:
Concepto utilizado para designar a los países en vías de desarrollo, cuya economía y comercio exterior crecen a un ritmo muy superior al del resto del mundo.

Países negros:
Denominación que hace referencia a las viejas regiones industriales que surgieron junto a los yacimientos de carbón, basadas en la siderurgia, metalurgia y química pesada; en muchas de ellas importantes planes de reconversión han sustituido las viejas instalaciones ennegrecidas por otras más acordes con las nuevas tecnologías industriales o sustituidas por otros usos urbanos.

Paleozoico:
Término griego que significa “vida antigua”. Primera época de los tiempos geológicos caracterizada por tener las rocas más antiguas en las que existen fósiles de animales. Equivale a era Primaria; cronológicamente, se sitúa después del Precámbrico y antes del Mesozoico o Secundario.

Panes de azúcar:
Relieve aislado, en forma de colina, modelado en rocas cristalinas y de pendientes abruptas y cima redondeada. Se sitúa en resalte sobre un pedimento o glacis de erosión. Característico de las regiones áridas y semiáridas del trópico. Un ejemplo es el que se eleva en la ciudad de Rio de Janeiro, en Brasil.

PCUS:
Partido Comunista de la Unión Soviética.

PECOs:
Países de Europa Centro Oriental.

Penillanura:
Paisaje resultante del final de un ciclo de erosión; se trata de un relieve monótono y muy poco elevado por encima de su nivel de base. Al carecer de zonas elevadas, la erosión es muy poco significativa.

Perennifolio:
Planta que conserva su follaje durante todo el año.

Periubanización:
Proceso de crecimiento urbano, demográfico y de la actividad económica que se registra alrededor de las ciudades convencionales. Esta dinámica genera la creación de áreas periurbanas donde una serie de rasgos como las grandes extensiones de adosados, la construcción de algunos bloques por pisos en altura, la ocupación de los sectores próximos a la red viaria de acceso a las ciudades, la proliferación de suelo destinado a industria y almacenes, así como la instalación de miles de nuevos residentes son elementos destacados de la transformación de un espacio que, no obstante, puede conservar ciertos vestigios de su pasado rural.

Permafrost:
Sinónimo de merzlota.

Perturbaciones atmosféricas:
Sistemas de baja presión atmosférica y de pequeña intensidad.

PESC:
Política Exterior y de Seguridad Común.

PIB:
Producto Interior Bruto.

Pirámide de población:
Gráfico que sirve para representar la estructura por edades y sexo de una población. Las barras horizontales representan los números totales o las proporciones (por ciento) de hombres y mujeres de cada grupo de edad.

Placa tectónica:
Bloques rígidos de la litosfera que engloban áreas continentales y oceánicas. Según la teoría de la tectónica de placas, se encuentran en continuo movimiento, creando y destruyendo corteza terrestre, según converjan entre ellas, se separen o efectúen movimiento de subducción. Cada placa tendría como limite una dorsal y una fosa. En la dorsal, las placas se separarían creándose corteza. En las fosas, las placas convergen destruyéndose corteza. Se han indiviudalizado al menos once placas litosféricas principales: Pacífica, Americana, Africana, Euroasiática, Australoíndica, Antártica, Nazca, Arábiga, Cocos, Caribe y Filipinas.

Plataforma continental:
Extensas mesetas submarinas que se extienden al borde de los continentes hasta una profundidad de 200 metros.

Pliegue:
Deformación tectónica de la corteza terrestre debido a las fuerzas de compresión, que se traduce en una ondulación de los estratos. Si el pliegue es convexo se llama anticlinal, si es cóncavo se denomina sinclinal.

PNUD:
Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo.

Precámbrico:
Tiempo geológico anterior al Cámbrico, periodo con el que empieza el Paleozoico. Es el periodo geológico más antiguo de la Tierra. Hace más de 600 millones de años.

PTA:
Preferencial Trade Area for Eastern and Southern African Status.

PYMEs:
Pequeñas y Medianas Empresas.Qanat (persa): En Persia, canal subterráneo utilizado para la conducción de agua para el riego desde las colinas hasta las llanuras.

Qanat (persa):
En Persia, canal subterráneo utilizado para la conducción de agua para el riego desde las colinas hasta las llanuras.

Rasputitsa:
Se llama así al deshielo que se produce en primavera en las regiones de invierno largo, frío y nevoso, como en el norte de Rusia.

Red urbana:
Conjunto de ciudades existentes en un territorio, cuyas interrelaciones derivan de su distinta función, jerarquía (rango-tamaño) o nivel de centralidad.

Reforma agraria:
Conjunto de medidas que afectan a la redistribución de la propiedad de la tierra y de los sistemas de explotación agraria. Suele consistir en la expropiación de grandes fincas escasamente aprovechadas para repartirlas entre los campesinos sin tierra; en el caso de las reformas agrarias de los antiguos países socialistas, la expropiación de todas las tierras agrícolas pasaron a ser propiedad del Estado que formó extensas cooperativas gestionadas por los campesinos o granjas del Estado de enormes dimensiones y gestionadas por técnicos funcionarios del propio Estado.

Reg:
Llanura de las regiones desérticas formadas por cantos rodados, pero sin arena. A veces, los cantos rodados aparecen incluso cementados.

Regadío:
Terreno dedicado a cultivos que reciben cantidades suplementarias de agua, además de la que cae naturalmente con la lluvia.

Regur:
Suelos tropicales, muy fértiles, de origen volcánico, desarrollados en las lavas basálticas de la península del Decán (Subcontinente Indio).

Renta per cápita:
Es la relación entre el Producto Nacional Bruto de un país y el número total de sus habitantes, expresada en moneda del país, o más frecuentemente en dólares USA.

Revolución verde:
Aumento del rendimiento de los cultivos mediante el uso de variedades de trigo, arroz, maíz y mijo de alto rendimiento, y la aplicación intensiva de fertilizantes, plaguicidas y riego y el empleo de maquinaria agrícola.

Rift Valley:
Morfología que acompaña a un rift. Son célebres el rift valley que recorre África oriental, o la fosa del Rihn.

Rift:
Depresión lineal formada por el hundimiento de las rocas de la corteza terrestre y delimitada por dos o más fallas. Estructuralmente es una fosa tectónica.

Roza:
Procedimiento usado en la agricultura itinerante, que consiste en quemar el monte bajo y el ramaje para disponer el terreno para el cultivo. Al cabo de cierto número de cosechas, el terreno se abandona a la vegetación espontánea durante varios para que recupere la fertilidad, hasta que la operación se repite.

RSSF:
Repúblicas Socialistas Soviéticas Federativas.

Rururbanización:
Proceso de urbanización de las zonas rurales más próximas a las ciudades.

Sabana:
Formación vegetal característica de la zona tropical, compuesta por árboles, arbustos y herbazales en función de la estación seca.

SADC:
Southern African Development Community.

Sake (japonés):
Alcohol de arroz (“vino”), tiene una graduación en torno a 15º.

SCAP:
Supreme Commander for Allied Powers.

Scrub:
Formación vegetal arborescente, espinosa, cerrada y perenne propia de los medios tropicales semiáridos.

SEBC:
Sistema Europeo de Bancos Centrales.

Settler (inglés):
Colonizador. Término aplicado a los agricultores de Australia en los años de la colonización y que tuvieron que enfrentarse a los squatters o ganaderos.

Sinclinal:
Parte cóncava de un pliegue.

Slum (inglés):
Barrio muy degradado, marginal y muy pobre.

SME:
Sistema Monetario Europeo.

Sotavento:
Parte orientada al lado opuesto de donde viene el viento. Por oposición a barlovento.

Subducción:
Proceso de reabsorción de la corteza terrestre (tectónica de placas). Subducción de una placa tectónica bajo otra equivale a un hundimiento de una bajo la otra.

Suelos azonales:
Suelos cuya distribución no corresponde a la latitud (o zona laitudinal) en la que se encuentran.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Capital de Ataúlfo


Llegan los visigodos

La estancia de este pueblo germánico fue muy inestable. Venidos como aliados de un Imperio romano agonizante, perdieron el reino en manos musulmanas. Sin embargo, Barcelona mantuvo un papel relevante gracias a los obispos, el conde y los impuestos.


1. Tiranos en el imperio, germanos en Barcelona

La irrupción de los visigodos en Hispania coincidió con una época de inestabilidad y, en algunos casos, de auténtica anarquía. Mientras el poder político de Roma se iba debilitando por una epidemia de tiranos, la situación económica del Imperio se erosionaba a causa de las revueltas bagaudas (campesinos, esclavos, soldados y aventureros que, empujados por las dificultades, formaban bandas armadas para depredar las tierras del Imperio).

Conducidos por Ataúlfo, y con Gala Placidia como rehén desde el saqueo de Roma (410), el pueblo visigodo intentaba pasar a África (considerada el «granero de Roma»), pero no eran los únicos. Vándalos, suevos y alanos entraron en Hispania con las mismas intenciones. Sin embargo, los romanos hicieron todo lo posible para impedirles su propósito.

Ataúlfo, atrapado, escogió Barcelona como capital en el año 414 e inició una aproximación a los romanos que desembocó en su asesinato, después de haberse casado con Gala Placidia y haber tenido un hijo, Teodosio, que murió al poco tiempo de nacer. Su sucesor, Walia, trasladó a los visigodos a las Galias después de un pacto de foedus con el Imperio romano; no obstante, no fue hasta el reinado de Eurico, artífice del Reino de Tolosa, que volvieron a la ciudad (472).

No fue una etapa tranquila. Después de la derrota de Vouillé (507) contra los francos, Gesaleico -usurpador del trono de Amalarico- hizo de Barcelona la capital del reino por solo tres años. Pasado el interregno ostrogodo, con regencia de Teodorico el Grande, y los asesinatos de Amalarico y Teudis, la ciudad perdió la capitalidad que se movía al ritmo de los visigodos errantes por la península, de Sevilla a Mérida y, finalmente, a Toledo.



2. Sede de concilios eclesiásticos

Aunque Barcelona había abandonado el papel de sede de usurpadores y reyes visigodos, el poder episcopal continuó manteniendo la ciudad en un lugar relevante con la celebración de dos concilios en el palacio episcopal -uno de ellos favorecido por Ugnas, el obispo que abrazó el catolicismo-, y continuó siendo centro de poder civil al alojar la sede del comes civitatis, el delegado real.

También tuvo una destacada actuación fiscal, ya que, según el De Fisco Barcinonensis (592), aquí se recogían los impuestos de Tarraco, Egara (Terrasa), Gerunda y Emporiae. Asimismo, su papel económico se vio reforzado por los reinados de Leovigildo (573-586), cuando volvió a acuñar moneda -no lo había hecho desde la usurpación de Máximo en el año 409-, y Recaredo (586-601).

Estos dos poderes, el episcopal y el civil, fueron los que posteriormente impulsaron los cambios urbanísticos con que la ciudad empezó a alejarse de la Barcino romana y acercarse a la Barchinona medieval.



3. Guerra civil y entrada de los musulmanes

El reino visigodo empezó el siglo VIII con un panorama desolador: luchas entre bandos nobiliarios, debilidad del rey frente a la aristocracia, desastres económicos -el alud de esclavos fugitivos- y cataclismos -sequías, hambrunas, epidemias y plagas de langosta. La guerra civil que explotó en el año 710 entre los partidarios de Agila, un supuesto hijo del rey Witiza, y Rodrigo, elegido rey por un sector de la nobleza, trajo a los musulmanes a la península.

Fue entonces cuando los musulmanes se adueñaron rápidamente de esta. No obstante, Agila consiguió retrasar su entrada a Barcelona y es posible que Ardón, su sucesor, mantuviera la situación hasta el año 720. Solo los francos de Carlos Martel consiguieron detenerlos en Poitiers en el año 732.

De este modo, con la misma inestabilidad y violencia con la que había empezado, concluyó el reino visigodo de una España que poco tiempo después se conocería como al-Ándalus, el paraíso.


4. Noticias de Barcelona en las crónicas de la época (cita destacada)

En las crónicas hay pocas noticias sobre Barcelona. No obstante, tenemos ejemplos como la Chronica Gallica, que nos explica cómo se inició el reinado de Eurico -«Gauterico, conde de los godos, entró por Pamplona en las Hispanias y conquistó Zaragoza y las ciudades vecinas. Heldefredo, al lado de Vicente, duque de las Hispanias, tras el asedio de Tarragona, conquistó las ciudades marítimas»- y las vicisitudes que supuso para la ciudad la muerte de Alarico, hijo y sucesor de Eurico.

La Chronica Cesaraugustana habla de un palacio real godo en Barcelona relacionado con Gesaleico, hijo bastardo de Alarico que usurpó el trono al joven Amalarico. A este mismo episodio también se refiere la Historia Gothorum, de Isidoro de Sevilla, con contradicciones como que Gesaleico habría muerto en las Galias y no en Barcelona.

Finalmente, la Historia Wambae Regis, de Juliano de Toledo, habla sobre la revuelta del dux Paulus contra el rey Wamba en el año 673. Según este texto, Wamba volvió las tornas con la conquista de Barcelona (defendida por ¡Euredo, Pompedo, Guntefredo, Humulfo y Neufredo!) y tras varias acciones militares, los conjurados fueron reducidos en el anfiteatro de Nimes, de donde salieron con la promesa de salvar sus vidas. Así fue: fueron condenados a decalvación, pérdida de bienes y derechos civiles y humillación. Diez años después, en el reinado de Ervigio, fueron perdonados por el XIII Concilio de Toledo.

Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Vitral del ábside de la catedral con la figura de un obispo y escudos de la ciudad de Barcelona (Ajuntament de Barcelona)
  • Interior del patio del palacio episcopal. Esta galería románica es uno de los pocos elementos que se conservan del palacio del siglo XIII, cuando los obispos barceloneses se instalaron en el emplazamiento actual de la calle del Bisbe (Ajuntament de Barcelona).

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Murallas de Barcelona (I)



Muralla romana.

Barcino tenía forma de octágono alargado, derivado de los campamentos militares romanos, pero con los ángulos recortados para adaptarse al promontorio sobre el cual se alzaba. Sus casi trece hectáreas estaban delimitadas por un muro defensivo de menos de 2 metros de grosor y más de 8 metros de altura, que se completaba, al menos en la avenida de la Catedral, con un gran foso de 6 metros de profundidad y una anchura irregular que parece ser que también recogía las aguas sucias y pluviales.

Tenía cuatro puertas, de las cuales solo nos han quedado las del decumanus (la puerta Praetoria, el actual portal del Bisbe, y una parte de la Decumana, en la calle del Regomir), ya que las del cardo (la puerta Principalis Dextra, en la judería o call, y la puerta Principalis Sinistra, en la plaza del Àngel) fueron derribadas. La fortificación tenía tres aberturas: una central, más ancha, para el tráfico rodado, y dos laterales, más pequeñas, para los peatones.

En un momento del siglo IV d. C., la muralla se rehizo con la yuxtaposición de un nuevo cinturón en el exterior del antiguo muro, que doblaba el grueso (de 2 a 4 metros) y el añadido de 78 torres de tres formas diferentes: cilíndrica (en ambos lados de las puertas), poliédrica (solo tenemos la del edificio de Pia Almoina) y cuadrangular. Entre las torres, había entrepaños lisos de muralla posiblemente acabados en almenas para proteger el paso de ronda, y el espacio entre los dos cinturones de piedras se rellenó con materiales procedentes de las antiguas necrópolis extramuros.

Este reforzamiento comportó la reforma de las puertas de acceso, para adaptarlas a la defensa de la ciudad, y afectó a otros aspectos urbanos de la colonia, como a las calles, que en muchos casos se estrecharon porque las construcciones privadas habían ocupado las vías. Al lado de la puerta Decumana se encuentra el área arqueológica del castellum, que los estudiosos piensan que se habría construido cuando se reforzó la muralla. Algunos arqueólogos interpretan que los restos son de una fortaleza, basándose en la teoría que situaría un puerto natural donde hoy existe la plaza de Antonio López y la parte más baja de la Vía Laietana. Precisamente, habría servido para defender la entrada al puerto y a la misma ciudad, pero hoy por hoy no se puede confirmar ni desmentir nada.

El recorrido de la muralla romana es el siguiente: plaza Nova, avenida de la Catedral, calle de la Tapineria, plazas de Ramon Berenguer el Gran y del Àngel, calle del Sotstinent Navarro, plaza de los Traginers, calles del Correu Vell, el Regomir, Gignàs, Avinyó, los Banys Nous y la Palla. Gran parte de la estructura desapareció durante el siglo XIX (Palacio Real Menor, convento de la enseñanza, plaza del Àngel...); aunque en algunos casos, como en el llano de la Seu, la destrucción fue anterior.

Vídeo: Hallazgos arqueológicos en las murallas romanas de Barcelona en 1965.


Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Vista del arco central de la puerta Decumana, situada en la actual calle del Regomir (Museo de historia de Barcelona).

Bárcino, de romana a visigoda


De romana a visigoda (los últimos siglos del dominio imperial).

A pesar de las crisis del Imperio romano y la llegada de los visigodos, Barcelona mantuvo su población y se convirtió en centro episcopal cristiano. Senadores, caballeros, militares, magistrados municipales, ciudadanos, libertos y esclavos formaban el paisaje humano de la ciudad.


1. El cristianismo gana la partida:

Si las invasiones francoalemanas del siglo III no hicieron tanto daño como se creía, ¿cómo vivió la ciudad los últimos siglos de dominio imperial? Aunque la tendencia general fue la pérdida del papel preponderante de las ciudades a favor del campo, eso no quiere decir que perdieran población, como es el caso de Barcino (prueba de ello es la gran área para entierros desde la plaza de Antoni Maura hasta la iglesia de Santa Maria del Mar), ni que la actividad industrial se detuviera (ejemplo de ello es la factoría de garum barcelonesa).

A pesar de la llegada de los visigodos, los cambios más significativos en la forma de vida de la ciudad fueron la presencia de elementos cristianos -el cristianismo fue la religión que ganó la partida en el siglo IV cuando el obispo Paciano convirtió la ciudad en un centro episcopal- y un creciente desinterés de los ciudadanos notables por el ejercicio de los cargos municipales. Sin embargo, este no fue un hecho exclusivo de Barcino, sino que afectó a todo el Imperio.

Barcino mantuvo íntegros el derecho itálico y la inmunidad fiscal. Las instituciones del gobierno municipal continuaron con las tres magistraturas del cursus honorum y el Senado -que en las ciudades occidentales se llamaba Ordo-, cuyos miembros eran escogidos por el pueblo, la masa de ciudadanos.

Solo los no nacidos en libertad y liberados por su amo (liberti) tenían cerrado el paso a la vida pública. Si querían intervenir, tenían que hacerlo a través del colegio de Seviros Augustales, que aseguraba, junto con los flámines, el mantenimiento del culto imperial.



2. Las clases sociales de Barcino:

Senadores, caballeros, militares, magistrados municipales, ciudadanos, libertos y esclavos integraban las clases sociales de la ciudad. Los primeros estaban representados por los Lucio Minicio Natal, padre e hijo de idéntico nombre, nacidos en Barcino, ciudad a la que regalaron unas termas.

En cuanto a los segundos, se ha atestiguado la presencia de cuatro caballeros, todos de tribus diferentes a la Galeria (es decir, no nacieron en la ciudad pero se instalaron durante la primera mitad del siglo II). Estos hombres poderosos habrían sido los principales impulsores de las esculturas que, gracias al proceso de refuerzo de las murallas, han llegado hasta nosotros.

Asimismo, claramente forasteros son los militares. La mayoría, cuando terminó el servicio militar en la unidad (donde destaca la legión hispánica por excelencia, la VII Gemina), escogió Barcino como lugar de residencia, como por ejemplo el centurión Cecilio Optato. Con respecto a los soldados rasos, el más antiguo de quien tenemos noticia es Lucio Julio, veterano de la legión II Augusta en la primera mitad del siglo I.


3. Desinterés por las funciones municipales:

Con las reformas de Diocleciano y Constantino (entre los siglos III y IV) para asegurar al Estado unos ingresos regulares mediante una imposición fiscal fija, los poderosos de las ciudades romanas empezaron a desinteresarse por unas funciones municipales que ponían en peligro su fortuna.

A medida que la administración se centralizaba, el pueblo iba perdiendo protagonismo en la vida municipal y las instituciones, autonomía, con la aparición de cargos como el curator y la conversión del Senado en agente fiscal que llegó a explotar a la población sistemáticamente.

Esta fue la situación que se encontraron los visigodos en el siglo V cuando entraron en la Tarraconense gracias al foedus que tenían con el Imperio romano. Su rey, Ataúlfo, escogió Barcino como capital; mientras que Tarraco fue decayendo. Finalmente, con la introducción de las instituciones visigodas, la organización municipal romana desapareció definitivamente en el siglo VI.


Entrevista web Història Júlia Beltran from bcn cat on Vimeo.

4. La cuestionada existencia de santa Eulalia (cita destacada):

Patrona de la ciudad y mártir oficial de las persecuciones de cristianos ordenadas por Diocleciano hacia el 300, se la conoce gracias al himno poético del obispo Quirico (en torno al año 656), que podría haber estado muy influenciado por la pasión de su homónima de Mérida. Más tarde, el obispo Frodoíno (877), siguiendo órdenes del emperador carolingio Carlos el Calvo, encontró unas reliquias en una iglesia bajo la advocación de santa María (seguramente Santa María del Mar), las identificó como las de la santa y las trasladó a la catedral, que desde entonces tiene la doble advocación de santa Eulalia y santa Cruz.

A pesar de las dudas sobre su existencia real -podría ser solo una imitación de Eulalia de Mérida-, fue una virgen que sufrió el fuego, las tenazas y los clavos antes de ser crucificada por orden de un procurador romano y enterrada donde ahora se encuentra la iglesia de Santa Maria del Mar.

Muchos hechos de su historia son apócrifos, como su martirio en la bajada de Santa Eulàlia, la crucifixión en la plaza del Pedró y la leyenda que cuenta que cuando la llevaban del primer sepulcro al segundo se volvió milagrosamente tan pesada que los portadores tuvieron que dejarla en el suelo, en medio de la plaza del Àngel, y se pusieron a rezar.


Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Sarcófago de mármol blanco con representación de escenas del Nuevo Testamento. Es de mediados del siglo III d. C. y fue hallado en Barcelona (Museo de Arqueología de Cataluña).
  • Relieves del sepulcro de santa Eulalia, en la cripta de la catedral barcelonesa. Muestran, por un lado, el juicio y martirio de la santa y, por otro, el traslado de su cuerpo a la catedral (ayuntamiento de Barcelona).

martes, 17 de diciembre de 2013

Glosario Grandes Espacios Mundiales (VII)



Landa:
Formación vegetal arbustiva propia de suelos arenosos, muy lixiviados y de carácter ácido. Se encuentra en zonas bajas de clima húmedo.

Laterita:
Son suelos característicos de las regiones tropicales de estación seca y húmeda. Tienen un elevado porcentaje de hierro y aluminio, que cuando se secan forman bloques de una gran consistencia (del latín, later = ladrillo). Son de un tono rojizo por el óxido de hierro que contienen.

Latitud:
Es la distancia angular, medida sobre un arco de meridiano, que existe entre un punto cualquiera de la superficie de la Tierra y el Ecuador. Se mide en grados de 0 a 90, a partir del Ecuador hasta los Polos, tanto hacia el Norte como hacia el Sur. Todos los puntos de un mismo paralelo tienen la misma latitud.

Latosotes:
En general, suelos que se desarrollan sobre una laterita. Son sinónimos de “suelos ferralíticos”, propios de los trópicos.

Lixiviación:
Proceso por el cual los materiales solubles y coloidales de los horizontes superiores del suelo son arrastrados hacia los inferiores por la acción del agua.

Llanura aluvial:
Lecho de inundación de los cursos de agua.

Loess:
Sedimento de grano fino, de color amarillento, de origen glaciar y transportado por el viento. Forman suelos excelentes para el cultivo.

Longitud:
Es el ángulo que forma el plano del meridiano de este lugar con el plano del meridiano de origen. El meridiano de origen, meridiano 0, es el de Greenwich, cerca de Londres. Todos los puntos situados sobre un mismo meridiano tienen la misma longitud. Ésta se mide, tanto hacia el Este como hacia el Oeste, a partir del este meridiano 0 hasta el 180º.

Macrocefalia urbana:
Tamaño excesivo de la mayor ciudad de un país en comparación con las restantes. En este tipo de asentamientos, la actividad económica del país o región considerada así como gran parte de la población, se hallan concentradas en la ciudad principal. En un fenómeno típico de los países en vías de desarrollo, cuya red urbana está poco evolucionada y resulta desequilibrada por el predominio de una gran ciudad, que suele coincidir con la capital, donde se concentra el poder político, económico y administrativa (por ejemplo, Buenos Aires en Argentina, Caracas en Venezuela, Bogotá en Colombia o Lima en Perú).

Manglar:
Formación vegetal arbustiva adaptada a suelos inundados y salinizados propios de las costas. Característicos de las áreas tropicales y ecuatoriales. Es una formación vegetal anfibia, cuya especie dominante es el “mangle”, nombre dado a los diferentes árboles del manglar pertenecientes a los géneros Rhizopora, Avicennta…etc.

Maquis:
Formación vegetal, típica de las regiones mediterráneas, instalada sobre suelos silíceos (granitos y areniscas). Se suele componer de pinos y encinas con un sotobosque de brezos, jaras y madroños.

Materias primas:
Son los recursos a partir de los cuales se obtienen productos elaborados o semielaborados por la industria. Pueden ser de origen agrario, forestal o ganadero y de origen mineral.

MCCA:
Mercado Común Centroamericano; también CACM.

Megalópolis:
Término aplicado a un espacio urbano continuo y de gran dimensión, formado por la yuxtaposición de varias áreas metropolitanas de gran tamaño. Destacan las megalópolis del NE de Estados Unidos, la megalópolis europea y la japonesa. La de Estados Unidos ocupa un amplio sector de costa, comprendido entre el estado de Massachussets y el norte del estado de Virginia, en el que se agrupan sin interrupción varias ciudades.

MERCOSUR:
Mercado Común del Sur.

Merzlota:
Se denomina así al suelo permanentemente helado en Siberia.

Mesozoico:
Se denomina también Secundario. Era geológica entre el Paleozoico y Cenozoico. Comprende los periodos Triásico, Jurásico y Cretácico. Está datada, aproximadamente, entre los 225 y los 70 millones de año.

Minifundio:
Terreno de cultivo dividido en parcelas de reducida dimensión y escasa rentabilidad, con numerosos propietarios, en el que generalmente se practica una agricultura de subsistencia.

MITI:
Ministerio de Comercio Exterior e Industria.

Monzón:
Del árabe mausim: estación. Es un viento alisio del Sur, que gira bruscamente en su trayectoria hacia la CIT, convirtiéndose en un viento de dirección suroeste/noreste, que llega cargado de humedad. Es un viento estacional que sopla en verano en las regiones del Océano Índico.

Nomadismo:
Modo de vida caracterizado por el desplazamiento de grupos humanos sin residencia fija con el fin de asegurar su subsistencia.

NPI:
Nuevos Países Industrializados.

Oasis:
Área en medio de una zona desértica que cuenta consuficiente agua para permitir una agricultura de regadío y asentamientos humanos sedentarios.

OAU:
Organization for African Unity.

OCDE:
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.

OEA:
Organización de Estados Americanos.

OECE:
Organización Europea de Cooperación Económica.

OMC:
Organización Mundial del Comercio.

OMT:
Organización Mundial del Turismo.

OPAEP:
Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo.

OPEP:
Organización de Países Exportadores de Petróleo.

Orogénesis:
Etimológicamente significa “génesis de las montañas”. Conjunto de procesos que desembocan en la formación de un orógeno o cordillera de montañas.

Orogenia:
Significa nacimiento de las montañas y se denomina así al periodo en el que se produce la formación de una cordillera montañosa, es decir, durante el cual se produce la orogénesis, proceso que incluye plegamientos, formación de fallas y cabalgamientos. Por ejemplo, la orogenia caledoniana, herciniana, alpina, etc.

OTAN:
Tratado del Atlántico Norte.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Bárcino


Julia Augusta Faventia Paterna Barcino (romanos en el monte Táber).

Con una ubicación estratégica para controlar el comercio de las playas del Llobregat, la Barcino romana era una ciudad pequeña, que funcionó como centro administrativo y religioso y que tenía una importante presencia de libertos.


1. Entre Emporion y Tarraco:

Si alguien se merece el honor de ser considerado el padre de Barcino, ese es el emperador romano Augusto, que la fundó hacia el año 10 a. C. gracias a un plan de reestructuración del noreste de la península que ideó Agripa cuando acabaron las guerras cántabras (año 19 a. C.).

¿Por qué en la franja litoral entre dos grandes ciudades como Emporion y Tarraco? Porque era una zona estratégica, con muy buena comunicación con el interior y permitía el control del comercio de las playas del Llobregat. Además, puestos a buscar la seguridad, ¿qué mejor que encima de un promontorio de unos doce metros de altura que en la Edad Media llamarían monte Táber?

Hacia el año 44 d. C., Pomponio Mela la calificó de ciudad pequeña y fortificada. Unos años después, Plinio apuntó que era una de las doce colonias de la Hispania Citerior donde se estableció, por deductio, un grupo de ciudadanos romanos civiles o veteranos de las guerras cántabras. Barcino, dotada de estructura de gobierno y administración propias a imitación de Roma, fue centro administrativo y religioso, como demuestra la estructura urbana, la presencia de un templo de culto oficial y la proporción entre espacio público y privado.



2. Inscritos en la tribu Galeria:

Siguiendo la estructura típica, estaba rodeada por una muralla que contenía un entramado de calles en torno al forum central, allí se alzaba el templo de Augusto, y donde debió de haber otros edificios de los cuales no tenemos evidencias. Aquí confluían las dos vías principales del trazado urbano: el cardo y el decumanus maximi (bajo las calles Llibreteria-Call y Bisbe-Regomir).

Como su función era controlar un territorio (ager) no muy extenso pero sí muy productivo, este se estructuró mediante una centuriación, el primer catastro. Una tierra fértil, recursos mineros y abundancia de productos del mar formaban la riqueza de Barcino. Eso sin contar el control del Llobregat. Así, pues, hay que imaginarse un puerto en el Llobregat con un intenso tráfico.

No era muy grande (unas trece hectáreas) y debió de tener unos dos mil habitantes, incluidos los de las villas suburbanas colindantes con el recinto amurallado (como la excavada en la avenida de Francesc Cambó). Siguiendo la costumbre romana, los primeros habitantes se inscribieron en una tribu, la Galeria, de procedencia itálica. Uno de los aspectos más destacados de la colonia fue la presencia de libertos -ex esclavos dedicados a trabajar para sus propios intereses y los de sus antiguos amos- y extranjeros, que eran bien recibidos, tal como lo atestigua el centurión Lucio Cecilio Optato, que en el siglo II d. C. ejerció una brillante carrera municipal.


3. Los cementerios, fuera de las murallas:

Los edificios y las domus se beneficiaban de una buena red de alcantarillado y un sistema de abastecimiento de agua gracias a dos acueductos que entraban por la plaza Nova procedentes de las minas de Collserola (el último tramo, en la calle de los Arcs) y del Besòs, a la altura de Montcada, con trazado por la calle de los Capellans.

Como era costumbre en las ciudades romanas, los cementerios estaban ubicados extramuros, bordeando el acceso a las puertas, sobre todo en el punto de entrada y salida del tramo litoral de la Vía Augusta (plaza del Àngel y calle de la Boqueria). Un ejemplo es la necrópolis de la plaza de la Vila de Madrid (entre finales del siglo II y principios del III d. C.), que recorría la vía de la puerta Praetoria, donde se enterraban individuos de condición social baja tal como muestran los sepulcros conocidos como cupae.

Se ha hablado mucho sobre si Barcino se vio afectada por las incursiones de los pueblos germánicos, en concreto de los francoalemanes, que durante la segunda mitad del siglo III evidenciaron la debilidad del Imperio romano. No obstante, no lo parecía: el templo continuaba erguido y en su lugar, entre el 269 y el 305 d. C., el Senado barcelonés ordenó levantar, en el forum, monumentos a diversos emperadores. Fue un siglo más tarde, a mediados de siglo IV, cuando Barcino emprendió la refortificación de las murallas. ¿Signo evidente de algún peligro?



4. Cita destacada:

El nombre oficial era Colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino o Barcinonensium. De todas estas palabras, solo dos han presentado problemas. Por un lado, la identificación de Paterna (y no Pia, como se había interpretado desde el Renacimiento, o Patricia, como han apuntado algunos estudiosos), que pretendería recordar que César ya tenía la intención de fundar una colonia para los veteranos de sus ejércitos.

Por otro lado, Barcino, cuyo origen ha sido difícil de interpretar. Las dracmas ibéricas imitando a las de Emporion acuñadas hacia finales del siglo II a. C. llevaban el lema Barkeno, que daría Barcino si lo adaptamos a la fonética latina. La dificultad consiste en ubicar exactamente este topónimo. Hay autores que lo relacionan con el núcleo ibérico de Montjuïc, pero no está claro. También ha generado diversas hipótesis la raíz de Barcino: teorías más o menos científicas han apuntado a un origen céltico, ibero o ligur, y las de carácter legendario han querido relacionar la palabra con Hércules (el héroe habría llegado aquí desde Libia y una de sus barcas, la novena o Barca Nona, habría encallado) y con la familia Barca.

Con respecto a Julia y Augusta, recuerdan el nombre del fundador, el emperador Augusto, y a su familia, la gens Julia (aunque alguien lo ha visto como un privilegio de Augusto a la fidelidad cesariana de la colonia durante la guerra civil entre César y Pompeyo). Finalmente, Faventia, más bien parece tener carácter auspiciatorio, que ser un indicio de origen faventino -de la Faventia itálica (Faenza)-.

Después de unos siglos de coexistencia de diversas formas (Faventia, Barchinonam, Barcilonam, Barchinon, Barcilona, Barcilo/Barcino y Barcino/Barcinona, Barcillona...), en el siglo VI la numismática y los concilios visigodos escriben Barcinona. Mientras que en la epigrafía medieval aparece Barchinona desde el siglo IX.

Entrevista web Història Carme Miró from bcn cat on Vimeo.

Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Fotografía de una inscripción dedicada a Lucio Licinio Segundo (Museo de Arqueología de Catalunya)
  • Fotografía de sepulcros de la plaza de la Vila de Madrid (Museo de Historia de Barcelona)

domingo, 15 de diciembre de 2013

Espanya i Catalunya: 300 anys de conflicte polític (y III)


Políticament, la Catalunya burgesa de finals del segle XIX tenia dos problemes greus. La persistència d’una crisis social que faria de Barcelona “la ciutat de les bombes”, i les dificultats d’encaix en l’estat espanyol. En aquest segon terreny, la consciència d’haver fracassat en tots els seus intents de negociació, malgrat les concessions que havien fet, explica la reacció d'un Valentí Almirall que el 1886, en el discurs inaugural de les activitats del Centre català, proclamava: "Lo camí de las súplicas y peticions no'ns du a cap resultat (...). Hem, donchs, d'empendre un altre camí, si volem salvar lo que encara'ns queda (...); fer-nos forts dintre de casa nostra. La rassa que nos domina, res nos otorgarà mentres nos cregui dèbils. Lo dia que'ns vegi forts y decidits, entrarà en tractes. (...) La idea nova del regionalisme nos dóna camins nous. Agrupem-nos tots al voltant de la bandera catalana; propaguem per tots los medis lo particularisme, que ha de ser la nostra forsa; posem-nos d'acort en lo essencial, (...) y al punt meteix que logrem que'ns respectin, la victòria estarà assegurada".
Era el naixement del catalanisme com a moviment polític. Per bé que estava clar que el formaven una diversitat de corrents: que no hi havia una sola classe de "catalanisme", com no hi havia una sola manera de pensar el futur de la societat catalana. El debat sobre si el catalanisme és d’origen burgés o popular, progressista o reaccionari, oblida que hi havia tants "catalanismes" com concepcions de la mena de societat que es volia construir.
Hi havia des d’un catalanisme reaccionari, com el del bisbe Torras i Bages o de mossèn Collel, que cercaven la recuperació de la tradició autòctona com un antídot contra les corrupcions del món modern, fins, en l’extrem oposat, un catalanisme federal i anarquista, associat al moviment obrer, que seguia una tradició amb antecedents tan llunyans com Abdó Terrades i els seus deixebles, en els orígens del republicanisme federal.
El paper dominant li corresponia, però, al catalanisme de dretes de la gran burgesia, sincer en els sentiments, però limitat per la necessitat del compromís. Frederic Soler, en pronunciar el discurs amb què presentava el programa polític del "Centre català", el 28 d'abril del 1890, deixava clar l’abast de les seves aspiracions polítiques: "Volem ser una de tantas estrellas de la bandera de Espanya, si las altras regions volen ser estrellas com nosaltres, o bé una sola estrella al mitj de la bandera roja y gualda que, amb los resplandors de Pavia y Lepant y'l Bruch y Girona, esborri'ls incendis de la guerra dels Segadors y las ruinas d'hont caigué ferit nostre últim conceller". Per si algú no ho havia entès prou, en la mateixa sessió Manuel de Lasarte aclaria que entre els enemics als quals havien de combatre es comptaven: "los separatistas, los que diuhen que Catalunya ha de formar una nació independent y, ab aquesta exageració, fan la guerra al nostre catalanisme, que vol que Catalunya tinga personalitat y autonomia dins d'Espanya".
Per més que es mantinguessin al marge de la política espanyola, en la qual no tenien lloc ni participació, el seu projecte només era realitzable, en la perspectiva del seu temps, dins d'Espanya. Hi havia per això dues raons: la primera, que havien construït una estructura industrial lligada al mercat espanyol i que no podia prescindir-ne; la segona, que era impensable que l'obtenció d'alguna cosa més que uns limitats nivells de descentralització es pogués aconseguir per la negociació, sense recórrer a alguna forma de lluita oberta, de caràcter revolucionari, que podia posar en perill l'estabilitat de l'ordre social.
Una cosa era cantar les glòries catalanes als discursos per tal d’encendre l’entusiasme de les capes populars i mantenir-les exaltades de patriotisme i allunyades de reivindicacions socials, i altra molt diferent arriscar-se en els terrenys de la revolta. Pere Aldavert criticava el 1904 aquest catalanisme de mítings amb crits entusiastes i “l’etern cant dels Segadors”, que no conduïa enlloc: “mentre un poble es desfogui amb crits, no és fàcil que faci trontollar regnes ni imperis”.
Aquesta via moderada feia possible mantenir, al mateix temps, una política subterrània de negociacions i de pactes, tal com corresponia a aquest projecte autonomista, que reclamava una quota més gran de participació, necessària per tal d'encaminar adequadament el futur de l’economia catalana, perquè estava clar que els seus problemes no es podien resoldre ja negociant aranzels, com havien fet al llarg del segle XIX.
La culminació d’aquest patriotisme equívoc la trobem, el 1892, en la proclamació a Manresa de les bases per a una “Constitució regional catalana”, en una reunió que tenia com a secretari el jove Enric Prat de la Riba. Un desafiament, però, força limitat, netament “regionalista”, obra dels que Àngel Guimerà condemnava com “la gent de l’ordre”, que no volien posar en perill una estabilitat social que els garantien la guàrdia civil i l’exèrcit espanyols.
Aquesta audàcia regionalista, per limitada que fos, va excitar el furor d’un espanyolisme integrista que havia cobrat nova força i havia augmentat la seva intolerància després del desastre colonial de 1898. En 1900 un llibre d’un enginyer agrònom i sociòleg espanyol sostenia que “establecer el regionalismo en España, sería convertir a esta nación en una región de kabilas” i concloïa, “¡Cuando se dictará la ley! Pena de muerte al regionalista; garrote vil al traidor autonomista”. Aquesta no és més que una mostra d’una amplíssima literatura de la mateixa naturalesa, que revela el fracàs dels intents del catalanisme regionalista burgès per encaixar en el marc polític de l’estat.
Deixeu-me recapitular l’argument que estic sostenint, no sigui que el fil conductor es perdi entre les anècdotes. Des de la segona meitat del segle XVIII, aviat farà dos-cents cinquanta anys, les nostres classes dirigents es van apuntar al projecte de construir solidàriament una nació espanyola. L’esforç no va funcionar, perquè va topar amb la voluntat intolerant de reduir-ho a la simple i directa absorció d’una societat que havia crescut de manera diferent i que tenia una cultura distinta. I en dir “cultura” no em refereixo solament als vessants acadèmic i literari, ni tan sols a la llengua, sinó a formes de vida, producte conjunt d’un dret civil i d’una evolució històrica propis, que es traduïen finalment en diferències en les institucions privades, en les relacions familiars, en els costums, en els hàbits de la festa i de l’oci...
És a partir de la consciència del fracàs del regionalisme que va semblar obligat aprofundir seriosament la perspectiva plantejada el 1892 a Manresa: la de compartir un marc estatal comú, però amb marges d’autonomia que ens permetessin de viure d’acord amb les nostres necessitats i aspiracions. La segona república ve fer per primera vegada possible l’intent; però la guerra civil iniciada el 1936 va demostrar que eren molt importants, si no majoritaris, els sectors de la societat espanyola que no ho acceptaven. Va permetre veure també, que, com en altres ocasions, la nostra gran burgesia, posada en el dilema entre el país i l’ordre social que li era més convenient, optava pel seus interessos de classe.
Es va frustrar així aquell intent de crear una comunitat com la que Bosch Gimpera definia en aquell esplèndid discurs sobre Espanya pronunciat a la Universitat de València en 1937, on expressava el somni d’una nova convivència: “La verdadera España –deia- se halla todavía en formación”. Una formació de la qual naixeria una entitat en què cap poble dominaria sobre els altres, i on no hi hauria imposició de cultura, sinó que la seva seria “una resultante de una floración natural, de una cooperación espontánea y de una unión cordial y libre”.
Aquest projecte, associat com tantes altres vegades a la causa de les llibertats comuns de tots els espanyols, el van liquidar els quaranta anys de sang i repressió del franquisme. Un règim que, malgrat l’esforç amb que ho va intentar, no va aconseguir d’avençar en el camí de l’assimilació. Ben al contrari, si alguna cosa va caracteritzar la lluita antifranquista a Catalunya va ser la seva capacitat d’associar les reivindicacions socials i nacionals, en un projecte que van compartir en la seva majoria els treballadors castellanoparlants que havien vingut en aquests anys de totes les terres de l’estat. Uns immigrants que figuraven també entre el milió de manifestants que es van llençar al carrer l’onze de setembre de 1977 per reclamar “Llibertat, amnistia, i estatut d’autonomia”.
Va semblar, en acabar el franquisme, que es podia recomençar un projecte nou de convivència sobre les bases de la constitució espanyola de 1978 i de l’estatut de 1979, però es va caure en l’error d’ignorar que els textos legals no estan garantits, si no es té capacitat d’intervenir en el control de la seva interpretació. Posats en mans d’unes institucions judicials integrades per hereus del sistema franquista, es va poder veure com els textos, no solament de l’Estatut, sinó també de 1a Constitució, eren gradualment retallats, en interpretar-los en un sentit contrari a les promeses fundacionals de la transició. La manifestació de 10 de juliol de 2010 en protesta contra una sentència del Tribunal Constitucional posava de relleu tant la tardana consciència del problema, com la impotència davant d’un nou procés de recentralització que ha seguit avançant imparablement. Bastaria afegir-hi el malestar social engendrat per una política econòmica desastrosa, com ha estat la dels darrers anys, per veure com la suma dels greuges provocava els actes de protesta de l’onze de setembre de 2012, que expressaven una àmplia voluntat de demanar un canvi total de rumb. Una vegada més confluïen les reivindicacions que fan referència als drets socials i als nacionals.
Els esdeveniments posteriors segueixen demostrant, dia a dia, que el pacte de 1978-1979, desvirtuat una i altra vegada, ha caducat. Fets com la reforma educativa de Wert no em semblen preocupants pels efectes que puguin tenir –he viscut les restriccions del franquisme, com a estudiant primer i com a professor després, i sé prou que aquesta mena de mesures són vulnerables- sinó per tal com revela que no hem avençat gens, que encara s’opta per la nostra assimilació forçada, per la nostra reducció a províncies de la Corona de Castella, sense haver après res de les lliçons de tres-cents anys d’intents fracassats.
Hi ha un aspecte concret que voldria destacar al final d’aquest breu resum d’una llarga trajectòria, i és que tot el que he volgut explicar, la continuïtat d’aquests tres-cents anys d’història, no es pot entendre si s’oblida que, per sota dels esdeveniments, i donant sentit a la seva trajectòria, circula un corrent poderós i profund de consciència col·lectiva que ens ha permès preservar la identitat i la llengua contra tots els intents de negar-les. Un corrent que de vegades pot semblar ocult, però que surt a la llum cada cop que cal enfrontar-se a un entrebanc.
He citat abans l’exemple dels milicians de 1841 i de la seva afirmació de catalanitat, fruit d’una mena de saber popular que s’ha transmès d’una generació a l’altra. Jo mateix no dec pas els primers elements de la meva consciència a l’escola, que era en els meus temps, als anys quaranta del segle passat, la del franquisme, on els cants i els crits oficials del règim eren una pràctica quotidiana, sinó que l’he rebuda de la meva pròpia família i de l’entorn ciutadà en què vivia, que han estat els transmissors d’aquesta herència de sentiments i de cultura.

Font: Josep Fontana i Lázaro, catedràtic emèrit de la Universitat Pompeu Fabra

sábado, 14 de diciembre de 2013

Espanya i Catalunya: 300 anys de conflicte polític (II)



Mentre la societat catalana emprenia el camí de la industrialització, que l’aniria diferenciant cada vegada més de la castellana, la burgesia s’organitzava en la Junta de Comerç per tal d’assumir una representació col·lectiva que li permetés negociar amb el govern. Començaven, a més, a mirar més lluny i a planejar el futur. Recuperar el que s’havia perdut el 1714 estava més enllà de les seves possibilitats, encara que enyoressin els vells temps, com ho feia Capmany, quan elogiava aquell sistema de lleis en què “había estamentos y todos tenían su parte en el gobierno público, de cuyo concierto resultaba la unidad".
El nou projecte de futur que començaven a bastir, allò que Ernest Lluch va anomenar “un projecte il·lustrat per a Catalunya”, tenia poc a veure amb les idees dels “il·lustrats” castellans, que pretenien simplement millorar un sistema que assegurés la supervivència de l’absolutisme al poder i del feudalisme als camps, que és el que explica que un text com l’Informe de Jovellanos, que anava més enllà, fos condemnat per la Inquisició i restés sense influència pràctica.
El programa de la Junta de Comerç, elaborat per homes com Antoni de Capmany o Jaume Caresmar, aspirava a restablir al menys una part del projecte de 1714, però aquesta vegada en un marc polític diferent, que seria el d’una nació espanyola comú on fos possible de recuperar determinats graus de llibertat, en una marc constitucional compartit, a canvi d’acceptar, per tal de facilitar el procés, una sèrie de renúncies, començant per la de la pròpia llengua.
Aquest és el programa que Capmany defensaria a les Corts de Cadis, i que estarà en la base dels projectes polítics de la burgesia catalana en la primera meitat del segle XIX. El triomf definitiu del constitucionalisme espanyol, a partir de 1837, decebria, però, les seves esperances. Allò que els liberals espanyols els oferien seguia essent un programa d’absorció, en unes condicions que no responien a les seves necessitats. Ho podem veure en personatges com el general Evaristo San Miguel, heroi del liberalisme, quan es queixava de les dificultats que s’havien produït amb Catalunya “desde su incorporación a la Corona de Castilla”, o en la reacció d’un Mesonero Romanos, que s’entusiasmava davant de la visió del treball col·lectiu a Catalunya, però renegava del “maldito idioma” i del “provincianismo”.
La realitat era que resultava difícil unificar dues societats que durant segles s’havien desenvolupat de manera diferent, i que, en ple procés de creixement industrial, seguien funcionant a velocitats distintes. Tenim una mostra clara d’això en la por que els polítics liberals espanyols del segle XIX tenien a la industrialització, tement que els canvis socials que comportava s’estenguessin des de Catalunya al conjunt d’Espanya.
Entre els primers arguments dels partidaris del lliurecanvisme hi trobem la conveniència d’impedir el desenvolupament industrial, perquè “ese germen revolucionario que se abriga en los talleres llegará algún día a ser de fatales consecuencias para los pueblos manufactureros”. Els esdeveniments revolucionaris europeus de 1848 durien un autor castellà a felicitar-se pel fet que a Espanya “la industria fabril no progresa”, i a proposar que seguissin així: “¿por qué no nos preservaremos solos nosotros del torrente de anarquía y desorden que inunda hoy a las naciones de Europa?”. La pau social valia el preu de l’endarreriment econòmic.
Pel desembre de 1850 Martínez de la Rosa tranquil·litzava a Donoso Cortés, terroritzat pel que creia imminent triomf del comunisme, assegurant-li que aquestes idees no podien entrar a Espanya, perquè era “una nación eminentemente agricultora”, on “la industria está poco desarrollada; sólo hay algunos centros de producción industrial, como Barcelona y otros; pero en lo general la población es rústica, (...), carece de estos grandes centros de producción y de consumo, y no siente estas necesidades ficticias, que asaltan a los habitantes de las grandes ciudades”. Gràcies a aquest fet, concloïa, “las malas doctrinas que sublevan las clases inferiores, no están difundidas, por fortuna, como en otras naciones”.
La diferència existent entre la societat agrària castellana i la industrial catalana es traduïa en la seva incomunicació. No existia en aquests anys una patronal que promogués els interessos conjunts dels empresaris espanyols, perquè no tenien interessos conjunts. Les entitats patronals de la indústria eren fonamentalment catalanes i als seus dirigents els resultava difícil de trobar a Madrid interlocutors amb els quals negociar els seus problemes. En justa correspondència, no hi havia a la resta d’Espanya sindicats obrers moderns com els que es van organitzar a la industria tèxtil catalana des dels anys quarantes del segle XIX.
Les diferències es reflectien en aspectes molt diversos. A Catalunya, per exemple, no hi havia les acumulacions personals de riquesa que a altres bandes, com ho demostra el modest paper de les fortunes catalanes en les llistes dels majors contribuents de l’estat, però el nivell de vida de la població modesta era superior. Joan Cortada escrivia cap al 1860: "El catalán viste bien (...), no guisa su comida en una sartén, ni duerme sobre un montón de paja: come todos los días su puchero, más o menos suculento, pero cubre su mesa con blanquísima servilleta, cada persona come en su plato, y con su cubierto, y toda la familia duerme en cama con su sábana, y su frazada en el invierno. Si no nos hubiéramos propuesto evitar toda comparación, podríamos decir lindezas acerca de lo que hemos visto en nuestros viajes".
Hi ha, a més, un aspecte crucial de la qüestió que no s’acostuma a tenir en compte, i que dificultava l’assimilació en els termes en què es proposava, i és que les capes populars de la nostra societat conservaven un sentiment viu d’identitat i una certa memòria de la seva història. Ho mostra, per exemple, el cas dels milicians nacionals barcelonins de 1841, un cos civil integrat sobretot per menestrals, que en defensar-se per haver intervingut en l’intent d’enderrocar la Ciutadella de Barcelona, al·legaven que ho havien fet per tornar als ciutadans els terrenys que els havien estat arrabassats “per la força i el caprici d’un tirà”, referint-se a Felip V, i acabaven, com a darrera i definitiva justificació, proclamant que ho havien fet “perquè som lliures, perquè som catalans”22. Deixeu-me recordar que el 1841 no hi havia ningú que fes propaganda catalanista –de fet, el mot mateix de catalanisme estava encara per inventar- i que els fets de 1714, que dataven de 125 anys enrere, no s’ensenyaven pas a l’escola.
Les diferències de què parlo afectaven tant els de dalt com els de baix. Ho reconeixia el 1864 un governador civil de Barcelona, que parlava de l’esperit d’independència dels catalans, “que se revela en todos: en las clases pobres por las insurrecciones y motines, y en las medias y elevadas por cierto alejamiento de la corte y tendencia a vivir de sus propios recursos. Una prueba de ello es el carácter de que vienen siempre revestidos los diputados a cortes, sea cuál fuere su partido político. Se les ve ser ministeriales u oposición, pero sin sumisión, conservando su independencia”.
La referència a les insurreccions de “les classes pobres” tenia a veure, sobre tot, amb l’activitat del moviment obrer, que el 1855 havia protagonitzat la primera vaga general de la història d’Espanya, amb la persistència a casa nostra de moviments republicans i amb corrents de socialisme utòpic com els cabetians.
Pel que fa als diputats, per altra banda, era veritat que encaixaven malament en una política que no era la que corresponia al seu model de societat. De 1833 a 1868, en trenta cinc anys que han vist passar pel govern centenars de ministres –només a Hisenda hi ha hagut setanta dos canvis- no trobem més que set ministres catalans, la major part dels quals han durat molt pocs mesos i no han tingut ocasió de fer res que calgui recordar.
Tampoc és que ho tinguessin fàcil. La incomprensió respecte de les seves formes de vida es reforçava pel problema de la llengua, o millor dit de “l’accent”. En una pràctica parlamentària concebuda essencialment com un exercici retòric, els homes que parlaven el castellà amb un accent local ho tenien malament. O al menys els que ho feien amb un accent català, perquè no sembla que l’accent andalús o gallec fossin obstacles per a una carrera parlamentària. Fins i tot al general Prim, que s’expressava sobre tot amb el sabre, una admiradora li va retreure “ese terrible deje catalán”.
Cortada, que no solament usava el castellà en les seves obres històriques i en el seu ensenyament, sinó que ho feia habitualment en la conversa privada, demanava: "Perdóneseles que tal cual vez en verso y prosa escriban la lengua de sus padres, la que les enseñó en la cuna el cariño de la madre, la que usan para alabar a Dios y para postrarse a los pies del sacerdote". Demanava perdó, com es veu, per petits pecats ocasionals, perquè tenia ben clar que calia renunciar a la llengua pròpia: “Cuando un estado es el conjunto de varios estados –escrivia-, no basta haberlos unido para formar de todos ellos un pueblo, sino que es preciso asimilarlos, darles las mismas leyes, las mismas costumbres, la misma lengua e ir modificando el carácter de las fracciones, a fin de formar un carácter uniforme para el todo".
El tema de la llengua és massa important com per no mencionar-lo, ni que sigui de passada. El 1751 Turgot deia que un estat és un conjunt d’homes reunits sota d’un mateix govern, i una nació, una reunió d’homes que comparteixen una llengua. En el nostre cas van ser les capes populars les que van salvar la llengua, contra el menyspreu de les benestants, fins que cap als anys seixantes del segle XIX uns joves escriptors d’idees avançades van descobrir que hi havia un públic popular que anava al teatre on es representaven les obres de Pitarra i que llegia La Campana de Gràcia o, més endavant, el setmanari anarquista La Tramontana, i que es podien entendre millor amb aquest públic, en els terrenys de la literatura com en els de la política, si li parlaven en la seva llengua.
La recuperació de la cultura catalana va acabar tenint d’aquesta manera una transcendència que no sospitaven els que l’havien iniciada. Un menorquí, Josep Miquel Guàrdia, ho deia en 1889: "No és pròpiament d'una restauració de lo que's tracta (...). És, més tost, un retorn a la plenitut de la vida activa: la evolució natural que recomença de bell nou... Ben mirat, el novell moviment literari a Catalunya és un moviment polítich y social".

 Font: Josep Fontana i Lázaro, catedràtic emèrit de la Universitat Pompeu Fabra

viernes, 13 de diciembre de 2013

Espanya i Catalunya: 300 anys de conflicte polític (I)


La més gran de les pèrdues que va sofrir Catalunya com a conseqüència de la derrota de 1714 va ser, en la meva opinió, la d’un projecte polític que, en el transcurs de més de quatre-cents anys, des de les Corts de 1283 fins a les de 1706, havia elaborat un sistema de govern representatiu que, amb la democratització que havia culminat a les corts de 1702 i 1706, figurava entre els més avençats i democràtics d’Europa, com ho reconeixeria el mateix Felip V, que va justificar la seva voluntat de destruir-lo amb l’argument que els catalans, després del que havien aconseguit en les darreres Corts, tenien més llibertats que els anglesos amb el seu govern parlamentari.
La por que aquest sistema pogués conduir a la creació d’una república, com temia el comte de Montemar, que afirmava que els catalans eren “idólatras de sus privilegios, con unos visos de república en su media libertad, que si no la han logrado entera, no se dude que lo han pretendido”, no estava justificada. El republicanisme apareixeria en els moments finals de la resistència, cap a 1714, en un clima d’exasperació, quan se sabia que Felip V no acceptava fer cap concessió respecte de la conservació del sistema polític català.
Sostinc que aquesta va ser la pèrdua més greu, perquè el conjunt de lleis, llibertats i garanties que integraven aquest sistema eren necessaris per assegurar la continuïtat del rumb que estava seguint la societat catalana, que a començaments del segle XVIII semblava encaminar-se cap a una forma d’evolució semblant a les que seguien Holanda o Anglaterra, associant un procés gradual de democratització al desenvolupament d’una economia capitalista.
El que ha de restar clar, però, és que el projecte català no s’havia plantejat en termes de separació. Els llaços que s’havien establert amb Castella o amb Andalusia per la via de les relacions i dels intercanvis eren prou forts com per aspirar a conservar-los dins d’una monarquia composta, per l’estil del que seria l’imperi Austro-hongarès. Els catalans eren ben conscients, a més, de què l’èxit que poguessin assolir en les seves demandes de llibertat era una condició per a la democratització del conjunt dels regnes de la monarquia, que és el que explica que sostinguessin durant la guerra que la seva lluita era també “per la llibertat de tots els espanyols”. La seva derrota, en efecte, va significar que les possibilitats d’evolució política de la Corona de Castella s’ajornessin al menys un segle.
Ho reconeixia en 1932 Manuel Azaña en dir: “El último estado peninsular procedente de la antigua monarquía católica que sucumbió al peso de la corona despótica y absolutista fue Cataluña; y el defensor de las libertades catalanas pudo decir, con razón, que él era el último defensor de las libertades españolas”.
La guerra que anomenem de Successió va ser essencialment una pugna entre un sistema polític que apuntava en una línia de progrés i democratització, i un poder monàrquic absolut, fonamentat en la conservació del domini feudal de la terra, que va representar un fre per al desenvolupament de les monarquies de França i d’Espanya al segle XVIII, mentre l’existència d’un govern parlamentari afavoria el creixement d’Anglaterra.
Coneixem prou la història de la repressió borbònica i dels sofriments a què es van veure sotmesos els derrotats des dels primers moments. Castellví ens diu que els anys de 1716 a 1720 “fueron de los más aciagos que ha pasado en centurias la Cataluña”, amb tota mena d’extorsions i violències, agreujades en 1716 per la fam, com a conseqüència d’una mala collita i de la confiscació dels grans per al proveïment de l’exèrcit, en un temps en què els llops es van multiplicar, davant la indefensió dels pagesos, que havien hagut de lliurar totes les seves armes.
El que m’interessa, però, és remarcar que l’actuació repressiva formava part del projecte polític que els vencedors volien aplicar a Catalunya. Un projecte que anava encaminat a convertir els territoris annexionats en províncies governades de forma similar a les de la Corona de Castella, per tal d’imposar-hi les mateixes condicions de subjecció.
El primer pas per aconseguir aquest anivellament va ser la destrucció dels òrgans de govern: Corts i Generalitat. El següent seria buidar de poder els municipis, que tenien un paper molt important en el sistema polític català. Macanaz proposava que es confiessin els ajuntaments a “regidores castellanos, pues con esto (...) les irán instruyendo en los usos y costumbres de Castilla”. La causa principal de la decadència dels ajuntaments no seria, però, aquesta, sinó una altra, molt més eficaç: la corrupció produïda per la venda dels càrrecs municipals que va introduir el règim borbònic.
Es va salvar solament el dret civil català, per la por que van tenir els vencedors de la confusió que podia crear-se si l’anul·laven. I aquest és un fet important, perquè revela l’existència en aquells moments d’una societat en què les regles que regeixen les relacions privades –no solament matrimonis i herències, sinó també els contractes, en tot el que té a veure amb la propietat i cultiu de la terra- eren tan diferents de les de la Corona de Castella com per fer impossible la seva substitució.
Per assegurar l’assimilació política calia començar domesticant els catalans. La malfiança davant d’aquesta gent rebel i incorregible la manifestava ja Patiño en 1715, tot just acabada la guerra: “El genio de los naturales es amante de la libertad, aficionadísimo a todo género de armas, promptos en la cólera, rijosos y vengatibos, y que siempre se debe desconfiar de ellos (…). Son apasionados a su patria, con tal exceso que les haze trastornar el uso de la razón y solamente ablan en su lengua nativa”.
Passarien els anys i, malgrat els esforços que es van fer, no s’aconseguiria avançar en aquesta assimilació. Un militar, Pedro de Lucuce, s’exasperava seixanta anys més tard davant l’obstinació dels catalans: “De donde se sigue que jamás olvidarán los privilegios que (…) perdieron y que tendrán los ánimos dispuestos a recobrarlos con el más leve motivo que se presente; y aun se adelantan a hacer vanidad de los alborotos, teniendo por mérito los delitos cometidos en sus diversas conmociones, pretextando (sic!) los hechos como acciones heroicas dirigidas a conseguir la libertad”.
En aquesta terra insubmisa en què els conflictes, i en especial els moviments populars, es mantindrien incessantment, s’estava produint, però, un desenvolupament imprevist: el miracle d’un creixement econòmic que distingia netament l’evolució de Catalunya de la de la resta de l’estat. Un creixement que era fruit de factors que els vencedors no van saber identificar, com ho demostra que fossin incapaços de repetir aquest procés en altres territoris de la monarquia.
Les diferències amb la resta de l’estat eren tan evidents que se’n vantaven els representants dels corregiments de Catalunya que en una representació de 1773 es referien al miracle de les plantades de vinyes en terres aparentment estèrils. Se n’admirava també Jovellanos en 1801, en creuar Catalunya en el seu camí cap a una presó de Mallorca: “¡Cuánto no sorprende ver las cepas trepando desde la falda hasta las cumbres de los cerros más pendientes y que al parecer no admiten planta humana!”.
Pierre Vilar ens ha mostrat com s’ha produït aquesta expansió agrària, basada en “la força de treball dels homes, ajudada, a penes, per un petit estalvi”: una agricultura de petites explotacions, cultivades en la majoria dels casos en règim d’emfiteusi, que feien un ús eficient del treball familiar. La seva eficàcia, a més, venia potenciada per “la intensitat dels intercanvis”, que feia possible especialitzar-se en allò que podia produir-se millor a cada banda.
Per explicar com s’ha arribat a aquest grau de desenvolupament caldria analitzar l’evolució que la societat catalana havia seguit durant els segles anteriors, fins a l’expansió de la segona meitat del segle XVII, que havia acabat d’articular l’economia del país entorn d’aquella Barcelona del 1700 que ens ha descobert Garcia Espuche: una ciutat rica i pròspera, sense gaire desigualtats socials, oberta al món, plena d’estrangers i passavolants, amb un govern municipal en què participaven gremis i oficis, reflex a escala local d’un sistema polític que es regia per constitucions votades en Corts.
No ho entenien, ni ho podien entendre, els “il·lustrats” castellans que, en adonar-se de la realitat d’aquest creixement, en contrast amb l’estancament de la Corona de Castella, no hi van trobar altra explicació que la d’atribuir-lo a la “laboriositat” dels catalans. El més entusiasta propagador d’aquest mite seria l’aragonès Francisco Mariano Nifo, que arribava a la conclusió que “si en España fueran todos catalanes para la acción, serían todos agentes provechosos de la riqueza y aumentos del estado”.
Elogis molt semblants es poden trobar al Viaje de España d’Antonio Ponz, a les Cartas Marruecas de Cadalso i al Informe en el expediente de la ley agraria de Jovellanos, on es pot trobar una afirmació de tanta rotunditat com la que el porta a referir-se al “ejemplo de Cataluña, cuya agricultura e industria han ido siempre a más, mientras en Castilla, siempre a menos”.
Que les coses eren més complexes del que pretenia la faula de la “laboriositat” ho van començar a entendre quan el creixement agrari va donar pas a l’aparició d’una indústria moderna, de fàbrica, que comportava una mena de canvis que els semblaven amenaçadors per a l’ordre social que volien preservar. Un informe de l’Audiència de Catalunya de 1785 prevenia Madrid dels riscos que comportava l’enriquiment dels burgesos, davant la dificultat de “contener el orgullo que da a las gentes comunes el dinero”, i per altra, i molt especialment, del perill que podia representar la massa dels seus treballadors: de “tantos millares de hombres, cerrados dentro de las murallas, casi todos de bajísima extracción y a quienes sería difícil contener en un momento desgraciado”.
Campomanes hauria volgut frenar l’expansió de les fàbriques catalanes portant els telers al camp. Cabarrús, que condemnava també la nova industria, es mostrava en canvi esperançat en què estava condemnada al fracàs: “todo anuncia la ruina de la industria catalana, reunida por la mayor parte en Barcelona”, ja que aquesta acumulació de treballadors havia provocat un augment dels salaris “que precisamente ha de inhabilitar sus producciones”. No entenia que el treball realitzat amb màquines, i amb una bona organització interna de la fàbrica, podia comportar, en funció d’una major productivitat, uns preus finals més favorables, amb els quals no podrien competir els productes elaborats en un entorn rural, malgrat que ho haguessin estat amb salaris més baixos.



Font: Josep Fontana i Lázaro, catedràtic emèrit de la Universitat Pompeu Fabra