Los Hunos y su papel en el inicio de las invasiones germánicas.
Los hunos fueron un pueblo de origen tártaro o ugrio, que en el siglo III a.C. dominó todo el norte de Asia, desde los montes Urales hasta el estrecho de Corea, en el Pacífico. Estaban formados por un conglomerado de tribus nómadas cuya principal actividad económica era la ganadería. Por ello siempre buscaban nuevas tierra para alimentar a su ganado. Se desplazaban lentamente con sus familias y pertrechos sobre carros, vivían en tienda de pieles, no practicaban la agricultura, despreciaban la vida urbana y destruían cuanto encontraban. La muralla de China fue construida en esa época para evitar sus continuas incursiones. Sin embargo, los hunos acabarían por imponer su soberanía a sus enemigos chinos, por sus inmejorables dotes guerreras (maestros jinetes, gran destreza con arco y espada recta de doble filo, ataques en grupos coordinados…) y feroz bravura. Un siglo después serían los chinos quienes los someterían a ellos. Por entonces se fecha la huida hacia el oeste en busca de nuevas conquistas, pero se desconoce el momento exacto en que aparecieron por primera vez en Europa. Lo que se sabe con certeza es que en el año 370 d.C. se apoderaron del reino de los Alanos en la zona de la actual Ucrania. A partir de ese momento ejercerían una presión constante sobre los pueblos germánicos asentados en la zona oriental y central de Europa. Sobre el 374 derrotaron a los ostrogodos y éstos, a su vez, desplazaron a los visigodos hacia la frontera del Danubio. La hábil diplomacia del Imperio Romano de Oriente desvió de sus fronteras a los hunos. Éstos se fueron desplazando hacia el oeste, cruzaron el Rin y se internaron en la Galia. Si hasta entonces solo habían afectado de forma indirecta al agonizante Imperio Romano, bajo las órdenes de su jefe Atila, llamado el “azote de Dios” devastó amplias zonas de la Galia. Fue derrotado (pero no vencido) por una federación de ejércitos germanos y romanos en la batalla de los Campos Cataláunicos en 451. Un año más tarde amenazaría la propia Roma pero la hábil intervención del Papa León I le disuadió de saquearla. Con la muerte de Atila en 453 se disgregó la unidad de los pueblos que seguían a las órdenes de los hunos y con ello terminó su amenaza.
La doctrina islámica y las cinco principales obligaciones del creyente musulmán.
La doctrina del Islam tiene su base en el concepto de sumisión a Dios. Como religión, se caracteriza, teológicamente, por un estricto monoteísmo; socialmente, por una declaración de radical igualdad de los creyentes en el seno de la umma (comunidad); en la práctica, por un ritualismo de actos piadosos incluyendo, a la vez, un código de prescripciones que reglamentan la organización temporal de la comunidad de los fieles. Su contenido ha variado en función de las tradiciones de los pueblos conquistados y de las interpretaciones que han sido objeto las propias fuentes de la doctrina islámica. Estas fuentes doctrinales del Islam fueron dos: el Corán y la Sunna. El Corán o “recitación” de la revelación divina a Mahoma es el libro que recoge el mensaje que Dios (Alá) transmite a los hombres a través del último de los profetas (Mahoma). La Sunna o “tradición” recogía un conjunto de hechos y dichos (los hadits) de Mahoma o, simplemente, relatos sobre el comportamiento del Profeta en situaciones concretas, que debían servir de orientación a los creyentes en su vida cotidiana. La forma más segura de aceptar el Islam y alcanzar el Paraíso es a través de diversos actos de culto que constituyen los “cinco pilares de la religión”.
• Reconocimiento de Alá como único Dios y a Mahoma como su profeta.
• La oración debe realizarse cinco veces al día, a horas fijas, y dirigiendo la vista hacia La Meca, lo que condicionará la orientación del muro principal de las mezquitas.
• Ayuno durante el mes del Ramadán, variable en relación a nuestro calendario cristiano de base solar, ya que el musulmán es de base lunar. El ayuno implica abstinencia de alimento y de acceso carnal desde el alba hasta el ocaso.
• La limosna, entendida como medio de purificar los bienes económicos, tiene como objetivo cubrir las necesidades de los fieles más pobres y, en su momento, atender los gastos militares. Con el tiempo sirvió de base al sistema fiscal de los territorios dominados por el Islam en los que se fijó como un diezmo de todas las ganancias.
• Peregrinación a La Meca, al menos una vez en la vida que recogía tradiciones preislámicas tanto en la práctica como en el ritual que se desarrollaba en torno al templo de la Kaaba.
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