lunes, 6 de febrero de 2012

Ejercicios de Historia Medieval (II)



¿En qué consistió la coronación imperial de Carlomagno?
Se produjo en la basílica de San Pedro de Roma el día de Navidad del año 800, cuando en la “Misa del Gallo”, el papa León III le impuso la corona a Carlomagno. El papa, utilizando el ritual bizantino de coronación, pero invirtiendo su orden, puso la corona de oro sobre la cabeza de Carlomagno y después invitó a la asamblea del pueblo y los guerreros a aclamarlo. El papa se concedía de forma implícita una cierta superioridad sobre un emperador que él había creado y, lo que es más importante, el orden de la coronación dejaba muy claro que era el pontífice quien concedía el imperio. Su biógrafo Eginardo nos dice que Carlomagno se contrarió por la coronación. En realidad fue el cambio de orden en el ritual lo que no gustó al nuevo emperador. El hecho vino a culminar una trayectoria iniciada por el golpe de Pipino “el Breve” del año 751 y sancionada por las victorias militares de Carlomagno. También es de gran importancia la carta que le envió el consejero Alcuino de York a Carlomagno el año anterior a su coronación. En ella expresaba que de los tres poderes que gobernaban el mundo (el emperador de Constantinopla, el pontífice de Roma y el rey de los francos) sólo el poder del rey franco se mantenía incólume ya que en Bizancio gobernaba una usurpadora (Irene) y el poder papal estaba siendo discutido por sus enemigos políticos. Por ello el pontífice aceptó la idea de la renovatio Imperii Romanorum utilizándola en su propio beneficio.

¿Cuál es el significado de la restauración imperial de los Otones?
Durante el reinado de Otón I (936-973) tiene lugar la segunda restauración del Imperio Romano de Occidente tras Carlomagno, llamado desde entonces Imperio Romano-Germánico por su vinculación con la nación alemana. Tras la muerte de Carlomagno el prestigio de sus sucesores va menguando debido a la fragmentación política de sus territorios y a los estragos socio-políticos provocados por las segundas invasiones (tanto normandos en la costa atlántica como magiares en la zona más oriental). El papado tampoco gozaba de excesiva popularidad ya que era un mero instrumento en manos de las grandes familias romanas.  Esas poderosas familias elegían a su antojo el nombra-miento de los nuevos papas.  La situación cambiaría tras la victoria de Otón I contra los magiares en la batalla de Lechfeld en agosto de 955. Una vez ha sido neutralizada la amenaza húngara y en cierta forma se recupera el prestigio monárquico, Otón I cree posible la idea de restaurar el Imperio. Al igual que sucediera en la época de Carlomagno, un papa (en este caso Juan XII) pide ayuda a un rey franco. Otón I y su esposa fueron coronados emperadores el 2 de febrero de 961 en Roma restableciéndose el Imperio de Occidente. Otón I, llamado desde entonces el Grande, otorgó al papa el Privilegium Ottonis,  un conjunto de garantías para los dominios temporales que los pontífices poseían en Italia con lo que se renovaba la Donación de Constantino. Como contrapartida, los romanos jurarían fidelidad a Otón I y se comprometerían a no elegir Papa sin la aprobación imperial con lo que privó al Pontífice y a los romanos de todo autonomía política. Otón I se aseguró la continuidad dinástica haciendo que el papa Juan XIII coronara emperador a su hijo Otón II. A pesar de la similitud con el modelo imperial de Carlomagno, la restauración del Imperio fracasó. La base territorial otónida era mucho más reducida, la presión de daneses y eslavos en las fronteras era contundente, la inestabilidad política era evidente y las luchas entre las familias papales no habían cesado. Sin embargo Otón III siguió con la idea de su abuelo de restaurar el Imperio. Estableció su residencia en Roma y puso en marcha una gran reforma institucional, el renovatio Imperii Romanorum. La situación social poco propicia de Italia y la prematura muerte de Otón III frustraron todo el proyecto.

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