sábado, 26 de marzo de 2011

El mito de la caverna (y II)


La interpretación:
En este mito el ser humano se identifica con los prisioneros. Las sombras de los hombres y de las cosas que se proyectan son las apariencias, es decir, lo que captamos a través de los sentidos y pensamos que es real, el mundo sensible. Las cosas naturales, el mundo que está afuera de la caverna y que los prisioneros no ven sería el mundo de las ideas, en el cual la máxima idea, la idea del Bien está representada por el Sol. Uno de los prisioneros logra liberarse de sus ataduras y consigue salir de la caverna conociendo así el mundo real. Es este prisionero, ya liberado, el que deberá guiar al resto hacia el mundo real, es el símbolo del filósofo. Solo aquellos capaces de superar el dolor que supondría liberarse de las cadena y volver a mover sus atrofiados músculos podrán contemplar el mundo de las ideas con sus inutilizados ojos.

Los símbolos:
Platón distingue explícitamente 3 dimensiones: la antropológica, la ontológica y epistemológica, y la moral y política.
  • Dimensión antropológica: Los prisioneros, representan al hombre en la medida en que vive inserto en el mundo sensible y sus valores. El conocimiento de si mismos como sombras hace referencia a la identificación de la realidad humana con el cuerpo. La liberación del prisionero es el descubrimiento de un mundo verdadero, el mundo de las ideas. Cuando el cautivo pierde las cadenas, reconoce los objetos en la caverna, sube al mundo exterior reconociendo sus objetos, el filósofo libera moral e intelectualmente su alma de las limitaciones y ataduras del cuerpo y del mundo sensible y asciende al mundo de las ideas, esto es la práctica de la dialéctica o filosofía. Cuando se conocen a si mismos en el mundo exterior tras el ejercicio de la filosofía comienzan a identificar la realidad humana con el alma.
  • Dimensión ontológica y epistemológica: En el mundo subterráneo las sombras proyectadas son el reflejo de los objetos del mundo exterior. Así los objetos reflejados se corresponderían con los objetos del exterior y la luz del fuego con el Sol. En el exterior los objetos reflejados en el agua serían las ideas matemáticas, los objetos en sí corresponderían a las ideas superiores y el Sol sería la idea del Bien. Cuando el esclavo sube, asciende en el mundo inteligible se traduce a la ascensión del ser.
  • Dimensión moral y política: Platón siente la necesidad de liberar al prisionero, por eso utiliza con frecuencia expresiones del tipo "si le forzáramos" o "si a la fuerza se le arrastrara". Esto, en la vida real, aventura que el destino del hombre no es el mundo físico sino el mundo absoluto y divino de las ideas por lo que es necesaria la dialéctica o filosofía para el cumplimiento de dicho destino. El esclavo baja de nuevo a la caverna. Esto demuestra que el filósofo no puede limitarse a la mera contemplación de las ideas, tiene la obligación moral de ayudar a la liberación de las demás personas. Cuando asesinan al esclavo que escapó, Platón demuestra el proceso y muerte de Sócrates y de todos aquellos que insisten en mostrar la verdad a los hombres. El papel que tiene el Sol en la vida, realidad y gobierno, es el que tiene la idea del Bien como el principio que crea, da inteligibilidad a la realidad e ilumina la vida moral y política.
Pluralidad el pensamiento de Platón:
El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos.

viernes, 25 de marzo de 2011

El mito de la Caverna (I)


Presentación:
El mito de la caverna es una explicación alegórica del filósofo Platón. Aparece en el séptimo libro de 'La República'. El mito se refiere a la situación del ser humano frente al conocimiento. Con él, Platón intenta explicar la existencia de dos mundos: el mundo sensible, conocido a través de los sentidos y el mundo de las ideas, solo alcanzable a través de la razón.

El mito:
Platón planteó en su alegoría una caverna en la que permanecían prisioneros unos hombres desde su nacimiento. Éstos estaban anclados por el cuello y las piernas contra un muro de forma que únicamente podían ver hacia la pared de la caverna. Tras la pared en la que están anclados hay un pasillo y una hoguera. Por el pasillo caminan unos hombres que llevan todo tipo de figuras que los sobrepasan, unas con forma humana y otras con forma de animal. Estos caminantes que transportan estatuas a veces mantienen conversaciones que los esclavos oyen. Los cautivos, al estar anclados, no han visto nada más que las sombras proyectadas por el fuego en el fondo de la caverna y llegan a creer al no tener otro tipo de educación que lo que ven no son sombras sinó objetos reales. En este momento, Glaucón, el interlocutor de Sócrates, afirma que está totalmente convencido que los encadenados considerarán las sombras como reales ya que son lo único que conocen. Platón le explica a Glaucón que si uno de los prisioneros se liberase y saliera al mundo exterior tendría graves dificultades para adaptarse a la luz del sol. En primera instanciar y para no quedarse ciego, buscaría las sombras y las cosas reflejadas en el agua. Más adelante y de forma gradual se acostumbraría a mirar los objetos mismos y finalmente descubriría toda la belleza del cosmos. Asombrado, se daría cuenta de que puede contemplar con nitidez las cosas. En el mito Platón hace entrar de nuevo al prisionero al interior de la caverna para que dé la nueva noticia al resto de prisioneros. Allí intenta explicarles que ha visto la realidad, que ellos viven en un mundo falso de sombras. Pero los prisioneros le toman por un loco y se ríen de él. Los esclavos amenazaban al prisionero huido con que si les liberaba le matarían.

jueves, 24 de marzo de 2011

San Anselmo de Canterbury (y VI)

Palabras clave:
  • San Anselmo.
  • Abu’Ali al-Husayn ibn’abd Allah ibn Sina (Avicena).
  • Dialéctica.
  • San Agustín.
  • Prologion.
  • Monologion.
  • Id quo maius cogitari nequit.
  • Esencia/existencia.
  • Argumento ontológico.
  • Kant.

Esquema de estudio:
  • Introducción: teólogo y filósofo.
  • Versión del argumento ontológico. Proslogion.
  • Escolástica.
  • Fe - Razón.
  • Dialéctica.
  • Monologion.
  • 3 puntos previos a la argumentación.
  • Núcleo del argumento ontológico.
  • Explicación del argumento ontológico.
  • Esencia => existencia; Se parte del concepto de Dios como sujeto; ¿es posible ese concepto?
  • Defensores y críticos.
  • Crítica de Kant.

Bibliografía:
  • Anselm, Sant (autor), Batalla, Josep (traductor y editor). Obres escollides. Editorial Laia. Barcelona. 1988.
  • Anselmo, Santo, Arzobispo de Canterbury, (autor), Velarde Lombraña, Julián, (traductor). Proslogion. Con las réplicas de Gaunilón y Anselmo. Editorial Tecnos. Madrid. 2009.
  • Copleston, F. Historia de la filosofía. Volumen 2, de San Agustín a Escoto. Ediciones Ariel. Barcelona. 1971.
  • García Morente, M. Lecciones preliminares de filosofía. Editorial Losada. Buenos Aires. 1983.
  • Maurer, A.A. Filosofía Medieval. Emecé Editores. Buenos Aires. 1967.
  • Kant, I. Crítica de la razón pura. Ediciones Alfaguara. Madrid.1983.
  • Reale, G., Antiseri, D. Historia del pensamiento filosófico y científico. Antigüedad y Edad Media. Editorial Herder. Barcelona. 1988.
  • Rovira, Rogelio. La fuga del no ser. El argumento ontológico de la existencia de Dios y los problemas de la metafísica. Ediciones Encuentro. Madrid. 1991.

Enlaces de internet:

miércoles, 23 de marzo de 2011

San Anselmo de Canterbury (V)


Crítica de Kant:

Recordemos que la metafísica afirma y asegura que por medio de razonamientos puros puede llegarse a conocer la cosa en sí y por sí que contiene en su seno la razón de todas las demás cosas o sea Dios. Kant se preguntará en la Dialéctica trascendental de la Crítica de la Razón Pura si eso es posible, si mediante la razón podemos conocer a Dios.

A lo largo de su Crítica de la Razón Pura, Kant ofreció una serie de argumentos separados pero interconectados en contra del ontológico, apoyándose en los conceptos de juicios sintéticos y analíticos. No podemos predicar de Dios absolutamente nada; porque Dios no puede ser objeto a conocer, no puede ser fenómeno dado en la experiencia.

Kant agrupa las pruebas tradicionales de la existencia de Dios en tres argumentos principales: el argumento ontológico, el argumento cosmológico y el argumento físico-teológico. Aquí solo comentaré el primer argumento que es el utilizado por San Anselmo.

Kant discute este argumento y muestra que la existencia, lo que llamamos existencia, tiene un sentido muy claro y muy completo en la serie de las condiciones del conocimiento posible. Existir, la existencia, es una categoría; y una categoría formal, que nosotros, como el espacio, el tiempo, la causalidad, la substancia, aplicamos, pero que no podemos legítimamente aplicar más que a percepciones sensibles. Si nosotros no aplicásemos la categoría de existencia a la percepción sensible, tendríamos que decir, como Hume, que nuestras percepciones sensibles son nuestras nada más, y que no les corresponde fuera de nosotros nada. Pero justamente el aplicar nosotros a las percepciones sensibles la categoría de existencia, de substancia, de causa, es el acto por el cual establecemos los objetos a conocer, los fenómenos. Este es el sentido de la existencia. De modo que para afirmar que algo existe, no basta tener la idea de ese algo, sino además hay que tener la percepción sensible correspondiente; tenerla o poderla tener. Es así que de Dios no tenemos, no podemos tener la percepción sensible correspondiente, luego no podemos afirmar su existencia. O dicho de otro modo; podemos decir: yo tengo la idea de un ente perfecto; yo tengo la idea de que ese ente perfecto existe, porque en la idea de un ente perfecto está contenida la idea de la existencia. Pero de ideas, no salimos. Recordemos lo que Kant identifica con las ideas. Las ideas son unidades absolutas, unidades totalitarias, que la razón, saltando por encima de las condiciones del conocimiento, construye más allá de los límites de toda experiencia posible, saliéndose de esos límites.

En resumen, Kant va mostrando en cada una de las argumentaciones de la metafísica el pecado que todas ellas cometen, y que consiste en que se salen de los límites de la experiencia; en que aplican las categorías o no las aplican según capricho; en que toman por objeto a conocer lo que no es objeto a conocer, sino cosa en sí misma. Por decirlo de otra forma, la razón por la que decimos que unos entes existen es que tenemos una experiencia espacio-temporal de los mismos: son objetos que se corresponden al concepto. Así, cualquier demostración de la existencia de algo, incluyendo a Dios, que se base en afirmar (predicar) una propiedad (en este caso la existencia) de ese algo es falaz: la definición de algo no implica su existencia.

martes, 22 de marzo de 2011

San Anselmo de Canterbury (IV)

Punto clave:

La verdad de la proposición ‘Dios existe’ (Deus vere est) no es inmediatamente evidente. Así que lo primero que hizo Anselmo fue definir a Dios con sus atributos y características. Busca un único argumento para demostrar no solo la existencia de Dios sino su naturaleza.

Problemáticas:

Para empezar Anselmo atribuye la característica ‘aquello mayor que lo cual nada puede pensarse’ a Dios. Lo máximo ya no es pensado en relación con las demás cosas como sucedía en el Monologion, sino que es considerado en cuanto concepto que solo aparece en cuanto se revela al pensamiento. Dios, en cuanto es lo máximo, impone de por sí que nada pueda ser pensado como más grande. La primera crítica que aparece al argumento es clara: no hay forma de legitimar el paso del simple concepto de Dios (esencia) a su existencia. No se puede tener el concepto de Dios antes de conocer la realidad de Dios, antes de saber que Dios existe. Y, precisamente, como no tengo el concepto de Dios, puedo también pensarlo como no existente. Anselmo toma de la Revelación (dato de fe) el concepto de Dios.

En el argumento del Proslogion Dios se presenta primeramente como sujeto a diferencia del Monologion que se presenta como predicado. Y aquí hallamos otro problema. Si se parte del concepto de Dios, ¿de dónde se puede recabar tal concepto, si Dios no es objeto de experiencia inmediata? Como ya he comentado anteriormente, San Anselmo comienza su argumentación con un acto de fe.

Con todo lo dicho hasta ahora parece claro que una vez superado la definición e identidad de Dios a través de la fe y no del razonamiento, la argumentación ontológica de San Anselmo cobra todo su sentido. Sin embargo, para el insensato que por definición no acepta la sagrada autoridad, el problema sigue vigente ya que el concepto ‘aquello mayor que no puede ser pensado’ no se puede demostrar.

A partir de aquí surge otra cuestión. ¿Es posible el pensamiento (el concepto, la idea) de Dios? Desde la epistemología anselmiana, de corte neoplatónico agustiniano, los conceptos (ideas) de los humanos son, ciertamente, copias de copias, pero mantienen, con todo, un contenido. No cabe una idea o pensamiento de entes ficticios o falsos.

Llegados a este punto hemos comprobado la dificultad del argumento ontológico. Filósofos de la talla de Descartes, Leibniz y Hegel lo consideran válido y lo introducen en sus respectivos sistemas. Otros, como Santo Tomás, Hume y Kant, rechazarán la validez del argumento, negando su fuerza probatoria. En la próxima entrada voy a explicar la crítica de Kant.

domingo, 6 de marzo de 2011

San Anselmo de Canterbury (III)

Núcleo:

Una vez efectuada estas aclaraciones se puede afirmar que el núcleo del argumento ontológico viene expresado en el siguiente texto:

Y, ciertamente, aquello mayor que lo cual nada puede pensarse no puede ser sólo en el entendimiento. Pues si es sólo en el entendimiento, puede pensarse que es también en la realidad, lo cual es mayor. Por tanto, si aquello mayor que lo cual nada puede pensarse es sólo en el entendimiento, entonces eso mismo mayor que lo cual nada puede pensarse es aquello mayor que lo cual puede pensarse algo. Pero, ciertamente, esto no puede ser. Luego existe, sin duda, algo mayor que lo cual nada puede pensarse, tanto en el entendimiento como en la realidad (cap. 2, 101, 15-18/102, 1-3).

Explicación:

En la afirmación de que es imposible que lo más grande que se pueda pensar (Dios) exista solo en el entendimiento (como asegura el ‘insensato’), puesto que existir en el entendimiento y en la realidad es más grande que existir solo en el entendimiento, va implícita la afirmación de que la existencia de lo más grande es necesaria desde un punto de vista lógico, puesto que admitir lo contrario sería contradictorio. El argumento, de forma muy resumida, quedaría expresado de la siguiente forma:
  1. El ser humano, incluso el no creyente, tiene la idea de un ser superior tal que no existe ningún otro ser mayor que él que pueda ser pensado (Id quo maius cogitari nequit).
  2. Pero aquello mayor que lo cual nada puede pensarse debe existir no sólo mentalmente, en la idea, sino también extramentalmente, en la realidad, pues siendo la existencia real una perfección, será más perfecto ("mayor que…") el ser existente en la realidad que otro que posea los mismos atributos pero que sólo exista mentalmente; de otro modo caeríamos en una flagrante contradicción, lo que no puede ser aceptado por la razón.
  3. En consecuencia, Dios existe no sólo en la mente (como idea) sino también fuera de la mente, en la realidad.

En el tercer capítulo de su Proslogion, Anselmo ofrece otro argumento a priori sobre la existencia de Dios, esta vez basado en la idea de la existencia necesaria. Afirma que si Dios es tal que nada mayor pueda ser imaginado, es mejor ser necesario que ser contingente, y que por tanto Dios debe existir.