jueves, 17 de febrero de 2011

San Anselmo de Canterbury (II)


El estilo de San Anselmo revela una influencia de San Agustín, una concepción del mundo neoplatónica, un vocabulario estoico, un contenido cristiano y una argumentación dialéctica. Para los dialécticos no es suficiente asimilar religiosamente el contenido de la Palabra Divina, sino que es necesario comprenderla racionalmente.


Proslogion:

El intento de Anselmo por demostrar la existencia de Dios sin recurrir a la Biblia le hará escribir dos opúsculos, el Monologion y el Proslogion. De esta forma quería satisfacer la petición de algunos monjes del monasterio de Bec para comprender la existencia de Dios a través de la razón.
En el Monologion (conversación conmigo mismo) expuso diversos argumentos a posteriori, es decir, de los efectos a la causa, de las criaturas a Dios. La prueba tiene tres vías o momentos que no deberían confundirse como si tratase de tres pruebas diferentes. Aunque toda la disquisición la hizo sin recursos a los datos de la fe, el texto resultó demasiado complicado para las mentes de los monjes del monasterio de Bec. De esta forma Anselmo escribe el Proslogion (coloquio), que a diferencia del Monologion, utiliza un argumento a priori, conocido desde Kant como Argumento ontológico.

Puntos previos:

Anselmo utiliza la formulación indirecta del argumento ontológico para mostrar la evidencia inmediata de la verdad de la proposición “Dios existe” por reducción al absurdo.
Pero antes de entrar en materia hemos de precisar unos puntos importantes.
  • El primer paso de la argumentación es un acto de fe. Anselmo cree de verdad que Dios es aquello mayor que lo cual nada puede pensarse.
  • Además, el argumento de Anselmo pretende demostrar a un descreído (insensato) que la negación de la existencia de Dios es lógicamente imposible. No va dirigido a un filósofo ateo dicho razonamiento.
  • Por último, como herencia agustiniana Anselmo considera una unidad indisociable pensamiento y realidad. La rectitud del pensamiento presuponía siempre la existencia de la cosa pensada.

martes, 15 de febrero de 2011

San Anselmo de Canterbury (I)

Formulación y crítica del argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury (1033-1109)


Introducción:

San Anselmo de Canterbury fue un destacado teólogo y filósofo escolástico del siglo XI perteneciente a la orden de los benedictinos. Como teólogo fue un gran defensor de la Inmaculada Concepción de María y como filósofo fue padre de la escolástica y una de las primeras personas en recurrir al argumento ontológico para defender la existencia de Dios.

Versión del argumento ontológico:

El primer escrito que recoge una versión del argumento ontológico aparece en la sección de Metafísica del Libro de la Curación (Kitâb Al-Shifâ) de Avicena (Abu'Ali al-Husayn ibn'abd Allah ibn Sina). Sin embargo, el planteamiento de San Anselmo, que aparece en el Proslogion, es el más famoso y el que ha despertado mayor controversia en la historia de la metafísica. San Anselmo abordó los temas fundamentales que habrían de ser objeto de estudio para la Escolástica, tales como el problema de los universales, la relación entre la fe y la razón, el problema del conocimiento, sobre la existencia y esencia de Dios, amén de las cuestiones estrictamente teológicas.

La Escolástica:

La escolástica fue el movimiento teológico-filosófico dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía que utilizó la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. A grandes rasgos se basó en la coordinación entre fe y razón, aunque siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe. Hay que señalar la excesiva dependencia del argumento de autoridad y el abandono de las ciencias y el empirismo de este método de trabajo intelectual.

Fe y Razón:

Anselmo busca el entendimiento racional de aquello que, por la fe, ha sido revelado. En el sentir del escolástico, no se trata de remover el misterio de los dogmas, ni de desacralizarlos; tampoco significa un vano intento de comprenderlos en su profundidad, sino tratar de entenderlos, en la medida en que esto es posible al ser humano. Muchas preguntas fundamentales quedarán sin respuesta razonada. En ese caso será la fe quien responda. Para el tipo de verdades más sublime, el dato primario del entendimiento humano es el dato de la fe. La fe es siempre anterior a la comprensión.

sábado, 12 de febrero de 2011

Fragmentos del libro 'Combates por la historia'

Sobre una forma de hacer historia que no es la nuestra: La Historia historizante

“Habéis oído bastantes veces repetir a nuestros mayores: ‘El historiador no tiene derecho a elegir los hechos. ¿Con qué derecho? ¿En nombre de qué principios? Elegir, atentando contra la “realidad” y por tanto contra la “verdad”. Siempre la misma idea; los hechos: cubitos de mosaicos muy distintos, muy homogéneos, muy pulidos. Un temblor de tierra dislocó el mosaico; los cubos se hundieron en el suelo; retirémoslos y, ante todo, veamos de no olvidar ni uno solo; alcémoslos todos. No escojamos… Eso declaran nuestros maestros, como si por el solo hecho del azar que destruyó tal vestigio y protegió tal otro toda la historia no fuera una elección. ¿Y si no hubiera en ella más que esos azares? En realidad la historia es elección. Arbitraria, no. Preconcebida, si. (…)

Ahora bien, sin teoría previa, sin teoría preconcebida no hay trabajo científico posible. La teoría, construcción del espíritu que responde a nuestras necesidad de comprender, es la experiencia misma de la ciencia. Toda teoría está fundada, naturalmente, en el postulado de que la naturaleza es explicable. Y el hombre, objeto de la historia, forma parte de la naturaleza. Este hombre es para la historia lo que la roca para el mineralogista, el animal para el biólogo, las estrellas para el astrofísico: algo que hay que explicar. Que hay que entender. Y por tanto, que hay que pensar. Un historiador que rehúsa pensar el hecho humano, un historiador que profesa la sumisión pura y simple a los hechos, como si los hechos no estuvieran fabricados por él, como si no hubieran sido elegidos por él, previamente, en todos los sentidos de la palabra “escoger” (y los hechos no pueden no ser escogidos por él) es un ayudante técnico. Que puede ser excelente. Pero no es un historiador.”

Fragmentos del libro 'Combates por la historia', de Lucien Febvre. Título original 'Combats pour l'histoire', Paris, Armand Collin, 1953. La presente edición en lengua castellana data de 1970, con traducción de Francisco J. Fernández Buey y Enrique Argullol. Editorial Planeta-De Agostini, 1993.

domingo, 6 de febrero de 2011

Presentación

Empiezo una nueva aventura bloguera. Este año me matriculé en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para iniciar el grado de geografía e historia. Con el nuevo plan de Bolonia la licenciatura de historia se extingue. En su lugar un grado de cuatro años toma el relevo. Esperemos que no haya más cambios (a nuestros implacables políticos les gusta tocar las cosas cada poco tiempo, funcionen bien, regular, mal o muy mal). Como dispongo de poco tiempo me tomaré el grado con mucha tranquilidad. Quiero estudiar y disfrutar al mismo tiempo, sin ningún tipo de agobios. Quiero aprender todo sobre nuestra historia me tome el tiempo que me tome. Así que iré colgando en este blog todos los apuntes, esquemas, resúmenes y otras actividades que me sean de utilidad para progresar en el estudio. Evidentemente todos los que quieran participar o aportar alguna crítica (constructiva) serán bienvenidos. Nos vemos por aquí.